Neil Jordan( "Juego de lágrimas","Entrevista con el vampiro"), director irlandés acostumbrado a nadar entre dos aguas - ha trabajado con igual éxito en producciones americanas como irlandesas- es conocido por la versatilidad de una carrera que abarca once años.
Partiendo de un guión propio, Jordan reconstruye el personaje de Bob( ya hubo otro Bob en la película francesa de J.P.Melville)en la piel de un siempre brillante Nick Nolte, héroe cotidiano y decadente, yonqui, con un corazón que no le cabe en el pecho y cuya redención le llevará a atracar el casino de Montecarlo.La acción discurre en la nocturna Niza, donde los adictos buscan y las putas salen a trabajar.Aquí Bob realiza su primera buena acción del día, rescata a una joven rusa metida en problemas, estableciéndose una extraño vínculo paterno-filial.Pero la relación que más química desprende es con su eterno perseguidor, el policía que interpreta Tcheky karyo, cuya complicidad e ironía, elemento indispensable del cine negro, refuerza la trama con toques de lo más divertidos.
Llegados a este punto, está claro que "El buen ladrón" no es un thriller al uso.Neil Jordan ha sabido siempre dotar de una fuerte personalidad a todas sus obras, magnífico autor de los pies a la cabeza, con "El buen ladrón" se acerca a un género que le brinda infinitas posibilidades, en el que se mueve como pez en el agua en una producción llena de perdedores, que no lo son tanto si saben perder con elegancia y dignidad.Y si además todo el peso de la historia se apoya en los hombros de un Nick Nolte en estado de gracia, el filme supone la reunión de dos genios del cine actual( Jordan y Nolte), principales artífices de un guión ameno compuesto de certeros giros en la acción en busca del golpe perfecto.Una maravilla.