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'Guardianes de la Noche': cine fantástico ruso

Estreno en España el viernes 2 de septiembre

Un artículo de Redacción || 01 / 9 / 2005

A lo largo de este verano hemos podido ver en los cines el impactante anuncio de una película llamada Guardianes de la Noche. Al ser rusa, y carecerse por tanto de la abundante información que normalmente acompañaría la exhibición de un filme fantástico tan espectacular, intentaremos desde aquí aportar a nuestros lectores algunos datos previos al estreno.

Guardianes de la Noche (Nochnoj Dozor) es la adaptación cinematográfica de la novela Guardia Nocturna, escrita por Sergey Lukyanenko. Lukyanenko nació en 1968 en Kazajistán, y ejerció como psiquiatra antes de dedicarse a la literatura fantástica bajo la influencia de Robert Heinlein y Vladislav Krapivin. Hay que apuntar que la literatura de ciencia-ficción tiene una gran tradición en Rusia.

A fecha de hoy, en España solo podemos encontrar editada una de sus primeras obras, Línea de Sueños (Ed. Bibliópolis Fantástica), debido fundamentalmente a los problemas que suponen para los editores occidentales las leyes rusas sobre derechos de autor; pero Lukyanenko es un fenómeno popular en su país gracias a unas narraciones despojadas de cualquier polémica ideológica y ambientadas en entornos de ciencia-ficción o de fantasía siniestra; best-sellers como Laberinto de Reflejos (que también será adaptada al cine), Las Estrellas como Fríos Juguetes, Sombra Estelar, Falsos Espejos o Caballeros de las Cuarenta Islas.

Ganador de varios premios por su labor literaria, Lukyanenko se consagró con una trilogía iniciada con Guardia Nocturna (1998) y seguida por Guardia Diurna (Dnevnoj Dozor, co-escrita con Vladimir Vasilyev en 1999) y Guardia del Crepúsculo (Sumerechniy Dozor, 2003). La saga desarrolla un enfrentamiento ancestral entre criaturas de la luz y la oscuridad, cuyo equilibrio puede romperse con la aparición de un poderoso Otro tentado por ambos bandos. El éxito de Guardia Nocturna y sus continuaciones residió en la idea de Lukyanenko de ambientarlas en la Moscú actual, buscando la manera de integrar la magia en nuestra vida cotidiana, ya que para él "ni los gnomos ni los elfos resultan interesantes".

El proyecto de trasladar la trilogía a la pantalla despertó cierto escepticismo en una cinematografía como la local -pobre, anclada temáticamente en lo social y lo político, y con apenas un 10% de cuota de pantalla-. El guionista y director escogido, Timur Bekmambetov, que llegó a exagerar comentando que "a diferencia de los Estados Unidos, en Rusia no se han rodado con anterioridad películas fantásticas", se puso manos a la obra contando con cuatro millones de dólares aportados por la cadena Primer Canal –el doble del máximo presupuesto manejado anteriormente en el país-, y con la experiencia adquirida en el mundo de la publicidad y en sus tres largometrajes previos: la cinta bélica Peshavarskiy vals (1994), ganadora del premio al mejor realizador en el Festival de Karlovy Vary; Escape de Afganistán (1994), día a día de las tropas soviéticas durante la invasión de aquel país; y La Arena (2001), co-producción de Sergei Livnev y Vadim Sokolovsky con Roger Corman que pretendía explotar la repercusión de Gladiator... con gladiadoras.

En el reparto de Guardianes de la Noche destaca su actor principal, Konstantin Khabensky, famoso intérprete televisivo nominado además en dos ocasiones a los galardones Nika del cine ruso por Mekhanicheskaya syuita (2001) y V dvizhenii (2002). Y en cuanto a los efectos especiales, el montaje y la post-producción, Bekmambetov viajó hasta Los Ángeles para conseguir el mejor resultado posible.

La taquilla local ha respondido a los desvelos del realizador, y Guardianes de la Noche recaudó tras su estreno en el verano de 2004 casi cuatro veces su coste, superando en número de espectadores a Spider-Man 2 o El Retorno del Rey. Los productores del filme han instaurado además con la película modos desconocidos hasta entonces en las películas rusas, como el product placement: en varios momentos los protagonistas de la acción son marcas de café o de móviles. La crítica rusa también ha sido benévola con el filme, que llegó a ser seleccionada para representar al país como mejor película de habla no inglesa en los Oscar de 2004 (sin conseguir finalmente ser nominada). Por otra parte, cineastas occidentales como Quentin Tarantino o Danny Boyle se han deshecho en halagos hacia Guardianes de la Noche.

Sin embargo, algunas voces disidentes acusan al filme de confuso y mal realizado. Habrá que esperar a su estreno en España este viernes para formarnos nuestra propia opinión. Mientras, quedan en el recuerdo clásicos fantásticos del cine ruso –que sí, que existen, a pesar de los estragos de la ortodoxia comunista y de lo que diga Timur Bekmambetov- como Aelita (Iakov Protazanov, 1924), La Ciudad es Atacada (Y. Genina y M. Stepanov, 1933), El Hombre Anfibio (G. Kazanski y V. Tchabotaev, 1961), El Planeta de las Tormentas (Pavel Klushantsev, 1962), Solaris y Stalker (Andrei Tarkovsky, 1972 y 1979) o Días del Eclipse (Aleksandr Sokurov, 1989).











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