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Gracias por fumar - critica de cine
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Gracias por fumar

Un paisaje humano apocalíptico

Un artículo de Diego Salgado || 25 / 9 / 2006

En su afán por resultar ingeniosa, pervertir el sentido de los esquemas dramáticos clásicos, y relativizar el valor de lo políticamente correcto, “Gracias por fumar” acaba convertida en una comedia ambigua y superficial

No es Gracias por fumar la primera producción comercial que, en fechas recientes, ha revisado la trastienda de negocios poco éticos pero consustanciales a los modos socioeconómicos que rigen Occidente. La dramática El Dilema (The Insider. Michael Mann, 1999), la comedia negra El Señor de la Guerra (The Lord of War. Andrew Niccol, 2005) o la aún por estrenar Blood Diamond (Edward Zwick, 2006), cinta de aventuras protagonizada por Leonardo Di Caprio, también desentrañan las actividades de las industrias tabaqueras, armamentísticas o del diamante dejando claro que no pueden ser demonizadas sin poner en entredicho al mismo tiempo la falta de ética y la avaricia que asolan el paisaje de nuestra cotidianeidad, en el que los emporios citados representan tan solo cumbres incómodamente visibles.

La diferencia entre los films de Michael Mann y Andrew Niccol, y este primer largometraje de Jason Reitman (hijo de Ivan Los Cazafantasmas Reitman), reside en la reubicación en el sistema de sus protagonistas respectivos como resultado de sus decisiones. Al científico Jeffrey Wigand (Russell Crowe, El Dilema) su toma de conciencia le lleva a ser despedido, a rebajar su estatus económico y a separarse de su esposa; es decir, a desaparecer del panorama social. Mientras que será precisamente su ansia por vivir la impostura de la integración en ese panorama lo que arrastre al hijo de inmigrantes Yuri Orlov (Nicolas Cage, El Señor de la Guerra) al tráfico ilegal de armas, y a perder sus raíces y su alma. Sin embargo, las múltiples desventuras del Nick Naylor (Aaron Eckhart) de Gracias por fumar como portavoz de un lobby del tabaco -empleo que le obliga a ejercer la incómoda defensa pública del derecho a fumar- no sirven al propósito de cuestionar a qué han conducido en la práctica conceptos teóricos tan loables como la libertad, la democracia y el libre albedrío, sino a una retorcida fábula de autoafirmación personal a lo Frank Capra y a una relativización ideológica desoladora.

Es evidente que ni la novela de Chris Buckley en que se basa la película, ni las intenciones de Reitman como guionista y director, pasan por glorificar a un tipo capaz de acudir a un colegio y transmitir a estudiantes de doce años la idea de que fumar equivale a ejercer un acto de rebeldía intelectual. Pero el afecto con que son retratados tanto Naylor –separado de una mujer antipática y con un hijo que le admira (encarnado por Cameron Bright)-, como sus jefes (J.K. Simmons y Robert Duvall) o los colegas con quienes suele reunirse a comer, representantes a su vez de los lobbies del alcohol y las armas (Maria Bello y David Koechner); y la inquina que despiertan el senador que vela por la salud de los ciudadanos (William H. Macy) y la periodista que documenta las artimañas de Naylor (Katie Holmes), terminan por convertir en aceptable, incluso en atractivo, el discurso del personaje principal: que mientras seas el mejor en tu trabajo, alcances el éxito, y tus hijos se sientan orgullosos de tus habilidades, es lícito promover el consumo de tabaco, armas, alcohol, tecnología potencialmente peligrosa o lo que se tercie, porque el consumidor es lo suficientemente listo como para distinguir por sí mismo lo que es bueno o malo para él sin la intervención de antipáticos censores o denunciantes.

Que ese haya sido precisamente el maquiavélico objetivo de novelista y realizador no quita para se les haya ido la mano, y Gracias por fumar pueda verse como una apología del ideario neoliberal. Algo a lo que contribuye, y una vez más la relación entre fondo y forma en el arte es muy reveladora, una puesta en escena frenética, superficial, que abusa de guiños y golpes de efecto, no deja ni un minuto a la reflexión sobre lo que está pasando, y cansa al espectador mucho antes del desenlace de la película.

En definitiva, Gracias por fumar es un ejemplo más de que conjugar reflexión y espectáculo, ingenio y rigor, suele desembocar en obras insatisfactorias, ambiguas, en las que el cinismo desactiva cualquier posible crítica que se pretenda plantear. Quizás lo más interesante del conjunto sea la interpretación de Aaron Eckhart, a quien no veíamos tan inspirado desde su papel en la ópera prima de Neil LaBute, En Compañía de Hombres (1997). Una película, por cierto, bastante menos clemente y pendiente de epatar que Gracias por fumar, y por ello más conseguida en su descripción de unos amigos y vecinos cualesquiera de este agradable entorno residencial llamado Occidente.

FICHA TÉCNICA DE GRACIAS POR FUMAR

Título original: Thank you for smoking

Fecha de estreno: 22-09-2006

Web oficial: www2.foxsearchlight.com/thankyouforsmoking |

Año: 2005 Duración: 92 min

Director: Jason Reitman

Guión: Jason Reitman, a partir de la novela de Christopher Buckley
Intérpretes: Aaron Eckhart, Maria Bello, Adam Brody, Cameron Bright, Sam Elliott, Katie Holmes, William H. Macy, Rob Lowe, Robert Duvall

Lo mejor:  

-Aaron Eckhart.
-El montaje.

Lo peor:

-La ambiguo, superficial y cansino del conjunto.

Puntuación:

4

Recomendada a yuppies que deseen justificar sus lamentables actividades diarias, y a alternativos de hipoteca y plaza de garaje.



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