El hecho de que Disney haya comprado Lucasfilm y vaya a producir tres nuevos episodios de la saga Star Wars, que continuarán lo narrado en La Guerra de las Galaxias, El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi, es mucho más que una noticia. Es el arranque de uno de esos culebrones informativos a lo Caballero Oscuro o Crepúsculo que nos tendrá sorbido el seso tanto a informadores como a lectores hasta que se estrene el dichoso Episodio 7, cuyo contenido intrínseco será ya lo de menos.
Porque la película a estas alturas la constituye lo que se inicia ahora: el baile de nombres, argumentos, cotilleos, batallas y simples tonterías que nos tendrán entretenidos, alienados, hasta que llegue a los cines el Episodio 7. Apenas transcurrida una semana de que se anunciasen los planes de Disney, se sabe por ejemplo que a Harrison Ford, intérprete del corsario Han Solo (en la imagen) en los episodios IV, V y VI de la saga, le apetecería aparecer en la nueva trilogía, algo lógico si tenemos en cuenta que esta desarrollará su acción, como ya hemos dicho, en décadas posteriores al desenlace de El Retorno del Jedi.
Hasta hace poco, Ford era más bien reacio a hablar del papel que, junto al de Indiana Jones, cimentó su fama como actor, pero, evidentemente, su ruinoso estatus actual como estrella le debe haber hecho reconsiderar las cosas. El interés de Ford puede ligarse a otro dato, la reunión que George Lucas mantuvo con Mark Hamill y Carrie Fisher antes de hacer pública la venta de Lucasfilm a Disney. Hamill y Fisher, por si hace falta explicarlo a estas alturas, fueron los otros dos vértices de la trilogía Star Wars original, interpretando a Luke Skywalker y Leia Organa.
Por otra parte, ha saltado el rumor en la web Collider de que Matthew Vaughn podría ser el director de Star Wars: Episodio VII, lo que podría explicar su abandono de X-Men: Días del Futuro Pasado, que realizará en su lugar Bryan Singer. Cuando se le ha preguntado a George Lucas por el tema, ha reiterado que él será asesor creativo de la nueva trilogía pero que no tendrá (ni, según él, quiere tener) poder sobre la elección de un director. Lucas sigue empeñado en sacar adelante proyectos artísticos y de bajo coste.