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Recortes de mi vida - critica de cine
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Recortes de mi vida

Remedios absurdos para enfermedades inexistentes

Un artículo de Diego Salgado || 02 / 2 / 2007

Otra muestra más, especialmente tediosa, del género “comedia indie llena de personajes extravagantes que aprenden a madurar al ritmo de canciones de época”

Quien haya leído Sexo, Mentiras y Hollywood, el goloso libro de Peter Biskind que estudia la evolución del cine independiente surgido en Estados Unidos hace aproximadamente quince años, tiene en Recortes de mi vida un ejemplo palmario de lo que el autor define como domesticación del fenómeno: cuando Haz lo que debas (1989), Poison (1991) o Reservoir Dogs (1992), películas realmente alternativas al cine comercial, demostraron ser rentables y aportar prestigio a quienes se atrevían a distribuirlas, festivales como Sundance y compañías como Miramax sobredimensionaron el movimiento transformándolo en una industria tan pendiente hoy de las taquillas, los premios y la corrección política como la que impulsan las grandes productoras.

Las señas de identidad de este cine amaestrado son casi siempre las mismas: un director no procedente del underground sino de la televisión, los vídeos musicales o la escena; historias centradas en la familia, no en individuos al margen del sistema, por muy disfuncional que sea el clan o irónica la mirada; y un casting en el que niños y jóvenes protagonistas quedan eclipsados por secundarios maduros para quienes el cine indie supone la oportunidad de exhibir un talento imposible de mostrar en Piratas del Caribe, El Código Da Vinci y otras superproducciones.

De la posible efectividad de la fórmula han dado fe, sin alejarnos de 2006, las estupendas Pequeña Miss Sunshine, Una Historia de Brooklyn y Junebug. Pero estos retratos de familias con padres egoístas, madres neuróticas, ancianos exhibicionistas y hermanas ninfómanas corren el peligro –recordemos las dos últimas películas de Wes Anderson, Los Tenembaums y Life Aquatic- de cansar al espectador con las artificiosas peculiaridades de los personajes, que terminan por ofrecer de la vida humana un retrato tan superficial y cargante como el que pudieran perfilar las criaturas digitales de Vecinos Invasores o Madagascar.

Habrá quien argumente que es absurdo discutir la pertinencia de unas vivencias que muchas veces, es el caso por ejemplo de Recortes de mi vida, tienen orígenes reales y hasta autobiográficos: la película adapta un libro testimonial escrito por Augusten Burroughs –publicado en España por Anagrama- en el que su autor detallaba los estropicios que causaron hará treinta años en su psique adolescente y en la de su madre los oficios de un psicólogo que prácticamente incorporó a la mujer y al joven a su propia familia. Una familia tan demencial que por comparación la de Augusten –con una madre histérica y megalómana y un padre alcohólico- era el edén.

Sin embargo los hechos, reales o imaginarios, sólo tienen en el cine el valor que les proporcione una mirada que trascienda su vulgaridad intrínseca. Y Recortes de mi vida carece de ella; no pasa de ser una acumulación de situaciones extravagantes y caracteres crispantes que no van a ninguna parte. En algunos momentos la película parece querer ajustar cuentas –como hacía Una Historia de Brooklyn- con los desparrames ideológicos que sacudieron los años 70 y que tanto daño hicieron a una sociedad desconcertada; en otros se insinúa como la típica epopeya sobre el paso de la juventud a la madurez; en los menos aprovechados, se centra en la peligrosa relación que Augusten mantuvo con su madre a lo largo de aquella época enloquecida.

Pero la preeminencia de lo episódico y lo chocante en la narración –cortesía de Ryan Murphy, al que se le nota su procedencia televisiva (Nip/Tuck)-, el nulo trabajo de desarrollo dramático, un humor brillante al principio y romo después, convierten Recortes de mi vida en una película autocomplaciente y aburrida, llena de burgueses abofeteables y curanderos aprovechados, de la que únicamente podrían rescatarse algunas interpretaciones.

En efecto, Alec Baldwin y especialmente Annette Bening se lucen encarnando a los padres de Augusten; Brian Cox logra hacer adorable al siniestro Dr. Finch; la veterana Jill Clayburgh impresiona en la piel de su mujer; y Joseph Fiennes transmite una gran intensidad como uno de sus pacientes más ingobernables. Da miedo pensar lo que hubiera supuesto para el espectador la película sin ese reparto.

FICHA TÉCNICA DE RECORTES DE MI VIDA

Título original: Running with scissors

Fecha de estreno: 26-01-2007

Web oficial: www.recortesdemivida.com/site |

Año: 2006 Duración: 116 min

Director: Ryan Murphy

Guión: Ryan Murphy, basado en la autobiografía de Augusten Burroughs
Intérpretes: Annette Bening, Brian Cox, Joseph Cross, Jill Clayburgh, Alec Baldwin, Joseph Fiennes, Evan Rachael Wood, Gwyneth Paltrow

Lo mejor:  

-La mayor parte del reparto.

Lo peor:

-La vaciedad que late bajo tanto griterío.

Puntuación:

4

Reservada a los abonados a psicólogos, terapeutas alternativos y otros espectadores complacientes con los excesos melodramáticos propios.



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