“Parece creer que es el dueño de El Caballero Oscuro. Y llega como 20 años tarde para eso”, declara Frank Miller en una entrevista con Playbloy a propósito de la trilogía de Christopher Nolan. “Ni tan siquiera lo entiendo”, es otra de sus perlas, algo que podría explicarse por el hecho de que “no puedo ver una película de Batman. He visto trozos”. Tan radical es su perspectiva que incluso afirma no reconocer al personaje y abandonar: “Generalmente pienso, no, no es él. Y salgo de la sala de cine antes de que haya concluido”.
En la citada entrevista, Miller se muestra igual de crítico con todo el fenómeno de adaptaciones en general, en algo que se explica por su forma de ver los guiones de cine: “Son esencialmente estúpidos. De ninguna forma entiendo trabajar en Hollywood como un peldaño superior al cómic, por ningún medio”.
En sus comentarios se remonta a principios de los 90, y apunta a Robocop: “Vine de Robocop 2 convencido de que era el equivalente a construir una boca de incendios y tener a los perros orinando encima. Juré que nunca volvería a tocar el cine". Posteriormente se muestra agradecido por no deberse al cine y tener el cómic como lugar en que desarrollar su creatividad: "No sé cómo podría funcionar con películas si no tuviera mis cómics. Si fuera uno de esos guionistas hambrientos que todo el mundo ve en Hollywood, suplicando y entregándose por trabajo, acabaría en un bar con un Martini hablando de la historia que debería estar haciendo”.
Para rematar sobre la relación cómic-cine, recuerda cómo con Sin City “irónicamente la diseñé para que no pudiera ser adaptada a película”, si bien posteriormente Robert Rodríguez le confirmó que sí podía hacerse. Algo que lamentablemente no fue respaldado por los críticos.
Muy crítico también con la denominación de novela gráfica, Miller explica que para él el término le suena a “porno”, y que le gusta “el término libro de cómic, porque suena a algo que puedes doblar y poner en tu bolsillo”. Sobre si prefiere a Superman o Batman, igual de peculiar en su respuesta: “No son gente, son solo líneas sobre papel”.