No solo han revolucionado la forma de ver series, quieren hacer lo propio con las películas. Y en esa batalla Netflix se anota un primer tanto importante al asegurarse (es decir, si nada cambia y no hay revolución entre los exhibidores de cine) la emisión de la segunda parte de Tigre y dragón (Ang Lee, 2000) a la vez que la cinta se estrena en salas IMAX.
Quizá en este último matiz se encuentre la razón de su excepcionalidad: tradicionalmente las salas de cine se han opuesto a acelerar las fases de distribución de las películas tras su estreno y el hecho de encontrarnos ante una con un circuito de distribución diferenciado y que apunta al formato IMAX, permita que llegue a la vez a cines y al servicio digital. Pero aún así no deja de llamar la atención que el acuerdo alcanzado con The Weinstein Company —y del que informan en Deadline— verse sobre una cinta considerada de culto y de una repercusión tan importante, movimiento idóneo para hacerse con atención de su oferta y que podría suponer un punto de inflexión en la forma de distribuir el cine.
No obstante, como el lector tendrá en mente en estos momentos, el tema es de interés relativo en nuestro país, donde Netflix sigue sin una agenda concreta de expansión por más que todo apunte a una llegada el próximo año (extremo que de confirmarse sí podría llevarnos a participar del estreno de la citada película, previsto para el próximo verano).