Fandigital y Comicdigital emplean cookies para determinadas funcionalidades. Si continúa navegando asume la aceptación de las mismas.
El Romance de Astrea y Celadón - critica de cine
Buscar en
Estás en CINE >> CRITICA >>
El Romance de Astrea y Celadón

Flor de otro mundo

Un artículo de Diego Salgado || 11 / 9 / 2007

La última película de Rohmer es de visión obligada para quien desee purificar sus ojos de la estulticia que caracteriza al grueso de la cartelera

En una cartelera como la actual, en la que a necedades comerciales como Transformers o Piratas del Caribe III algunos sólo saben oponer necedades de autor como Death Proof o Caótica Ana, la más reciente propuesta de Eric Rohmer constituye un fenómeno paranormal que dejará a sus (suponemos) escasos testigos en un estado difícil de explicar a los demás e incluso a sí mismos. Sin ir más lejos, este cronista no termina de comprender por qué si al salir de ver El Romance de Astrea y Celadón contrastaban en su ánimo la admiración y el hastío, el pasar de los días va acrecentando la primera sensación en desdoro de la segunda hasta el punto de estimar a la hora de escribir estas líneas que, si no nos hallamos ante una de las mejores películas del año, sí podemos hablar al menos de una de las más fascinantes y extrañas. Lo que, quizás, viene a ser lo mismo.

La intensidad de la experiencia tiene mucho que ver, repetimos, con el fárrago audiovisual que nos rodea, frente al cual el trabajado minimalismo de Rohmer resulta deslumbrante; pero también con el hecho de que las últimas cintas del francés, La Inglesa y el Duque (2001) y Triple Agente (2003) —calificadas entre comillas por el propio autor como sus “películas de época” junto a La Marquesa de O (1975), Perceval le Gallois (1978) y la que ahora nos ocupa— estuvieron lejos de suscitar nuestro entusiasmo; por lo que hemos de remontarnos hasta los cuentos estacionales de la pasada década o las ‘Comedias y Proverbios’ de los ochenta para encontrar reflejos equivalentes de la inteligencia y la delicadeza que impregnan las imágenes de El Romance de Astrea y Celadón. ¿Habrá recuperado su pulso el ya octogenario cineasta? ¿O deberíamos revisar más a menudo su cine para que no vuelvan a pillarnos de nuevas sus virtudes?

Éstas en cualquier caso son inmutables, pues Rohmer no ha sido a lo largo de su filmografía un gran experimentador, sino más bien un rigorista una vez establecidos sus intereses, bien ejemplificados por El Romance de Astrea y Celadón. La película adapta la línea narrativa principal de La Astrea, novela monumental de Honoré d’Urfé publicada por partes entre 1607 y 1627, y con ello Rohmer sigue fiel a su pasión por las letras, que enseñó y practicó en su juventud y que han marcado su manera de hacer cine en lo que respecta a la naturaleza serial de su obra (los ‘Cuentos Morales’, por ejemplo, fueron concebidos como una saga novelesca al modo de Balzac), y también porque no sería descabellado considerarle un heredero de ese realismo reflexivo y moral —no moralista— que ha caracterizado el grueso de la literatura francesa desde Blaise Pascal y los ilustrados. Así, la historia de D’Urfe, ubicada en una Galia druida, mítica, en la que pastores y ninfas confrontan el ideal romántico de la fidelidad con las tentaciones estrictamente sensuales (pugna saldada, por cierto, con una escena final muy perversa), da pie al cineasta para elaborar un discurso que no emana tanto de los comportamientos de sus personajes como de los sentimientos y las justificaciones que laten tras aquellos, y en el que tienen cabida más o menos velada y armoniosa disquisiciones sobre mitología, representación artística, teología y amor.

Por si esto no fuera suficiente para consagrar El Romance de Astrea y Celadón como rareza en un panorama cultural cuyos horizontes están acotados por J.K. Rowling y Arturo Pérez Reverte, Rohmer termina de noquear al público con la depuración formal extrema de que hace gala el film: las canciones son incidentales y están dulcemente interpretadas por los propios personajes; a excepción del vestuario y un par de interiores, la ambientación brilla por su ausencia a favor de una naturaleza bucólica; la quietud de la cámara es tal que las escasas panorámicas que Rohmer se permite, siempre para hacer irrumpir a un personaje en el espacio íntimo de otro, tienen un efecto perturbador; y el montaje seco, los intertítulos, el formato 1:1,33 y la episódica voz en off nos hacen pensar en una reinterpretación sutil del cine mudo. Los actores parecen verse afectados asimismo por esta atmósfera, y sus declamaciones suenan premeditadamente naifs en sintonía con el original literario. Destaca Rodolphe Pauly en el papel del cínico Hylas, y es imposible sustraerse a la extraordinaria belleza del Celadón que encarna Andy Gillet.

El Romance de Astrea y Celadón no siempre acierta a cubrir la apuesta tan alta que arroja sobre la pantalla. Pero con que el espectador alcance a captar algunos de sus intoxicantes efluvios, transportados por la brisa desde un mundo intelectual y vital muy diferente al nuestro, abandonará el cine tan embriagado como para que lo demás no importe.

FICHA TÉCNICA DE EL ROMANCE DE ASTREA Y CELADÓN

Título original: Les amours d'Astrée et de Céladon

Fecha de estreno: 07-09-2007

Web oficial 2 www.altafilms.com/ |

Año: 2007 Duración: 109 min

Director: Eric Rohmer

Guión: Eric Rohmer
Intérpretes: Andy Gillet, Stéphane de Crayencour, Cécile Cassel, Véronique Reymond, Jocelyn Quivrin, Rodolphe Pauly

Lo mejor:  

-La aparente sencillez formal de Rohmer resulta revolucionaria e insultante para el resto de sus competidores en cartel

Lo peor:

-La innegable aridez de ciertos momentos, y la brusquedad de algunas transiciones.

Puntuación:

7

Una oportunidad ideal para descubrir o recordar al mejor Eric Rohmer



ARTICULOS DE EL ROMANCE DE ASTREA Y CELADÓN

Ver pases de El Romance de Astrea y Celadón en ciudad...

Buscar EL ROMANCE DE ASTREA Y CELADÓN en

Buscar EL ROMANCE DE ASTREA Y CELADÓN en NEWS

Buscar EL ROMANCE DE ASTREA Y CELADÓN en









© Revista Fandigital.es 2000-2015
Revista iPad / | Contactar