Tras el visionado del tráiler de American ultra, las expectativas no eran malas. Esos dos minutos promocionales prometían un sano entretenimiento, un relato que combinaría violencia y comedia, con similitudes por un lado con productos “serios” como la saga de Jason Bourne o Una historia de violencia (David Cronenberg), pero por otra parte también con filmes que echan mano de la parodia sin olvidar la ultraviolencia, tales como Kick-Ass o Kinsgman: Servicio secreto. Por tanto, nada que objetar a lo que pudiera venir.
Sin embargo, y pese a las buenas sensaciones iniciales, no transcurren muchos minutos de proyección antes de que los errores que presenciamos durante la misma nos hagan caer en la cuenta: el realizador de la película que aquí nos ocupa es Nima Nourizadeh, tras las cámaras en aquella excesiva y vacua Project X. Como ya sucediera en aquel momento, las diversas incoherencias del guion y la poca empatía con los personajes hacen que el producto en cuestión entre mal al espectador y termine por naufragar.
Asimismo, la cinta juega a combinar tantos registros –romance, violencia, humor gamberro, conspiraciones gubernamentales, detalles gore de serie B– que, por desgracia, no consigue hilvanarlos bien ni entre ellos ni con el esqueleto principal de la trama. Apenas logran salir a flote los segmentos en que interactúan los dos actores principales, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart –quienes repiten juntos tras Adventureland–, haciendo que agradezcamos sobremanera la química que hay entre ellos. Pero no basta.
Se echan en falta mayores dosis de humor –aquello que obviamente llamaba más la atención en el mentado tráiler–, y es una pena ver cómo los personajes van vagando por la pantalla sin un rumbo firmemente marcado por su responsable final. Llamativa pero superficial, y poco afortunada prácticamente a lo largo de todo su metraje, American ultra termina siendo un título olvidable, cuando no directamente insultante a la inteligencia del espectador. Qué pena que unos actores así (Stewart siempre ha estado muy desaprovechada) y una habilidad para construir imágenes impactantes no se alíe con otras virtudes, porque a buen seguro lo habríamos agradecido todos.