Enrique Urbizu no para; cuando aún no nos hemos recuperado de la contundencia de "La Caja 507", vuelve a las pantallas con esta bella historia de lo cotidiano plagada de brillantes destellos de autenticidad.
Es “La vida mancha” una historia sobre hermanos reencontrados, sobre sentimientos enfrentados y como dice el propio director vasco sobre “cómo surge el amor, de si hay que hacerle caso, de qué pasa cuando nace donde no debe, de la lucha entre el cerebro y el corazón…"
Y es que aunque parecía que Urbizu era un más que solvente director de thrillers -“Todo por lo pasta” o “La caja...”- con la “La vida Mancha” ha demostrado que está capacitado de sobra para las historias sencillas, en las que las miradas pesan más que las pistolas, en el que los silencios son más contundentes que cualquier disparo.
La cinta, rodada entre mayo y junio del pasado año, justo antes del estreno comercial de “La Caja 507”, se mueve constantemente por un terreno vecino y sensible, como son las relaciones personales, sin que por ello el resultado desmerezca en la acción, ya que el fuerte pulso dramático mantenido por Urbizu es, durante todo el metraje, firme y constante.
Con un brillante y notable guión de Michel Gatzambide –autor de “Vacas”, la primera cinta de Julio Medem y “Yoyes”- con el que el director vasco ya escribió a pachas “La Caja 507”, José Coronado -ese galán que ya es actor con todas las letras- arremete con el protagonismo en un triángulo amoroso de hermanos y cuñada que no deja tibio, yendo mucho más alto de lo cotidiano para regalarnos casi dos horas de perfectos y resplandeciente héroes cotidianos.