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Speed Racer - critica de cine
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Speed Racer

Neo en el país de las maravillas

Un artículo de Diego Salgado || 13 / 5 / 2008

Una película cuyas innegables calidades técnicas no evitarán que los adultos se aburran por su contenido ‘naif’ y los niños se pierdan entre recursos formales y argumentales complejos

Han pasado nueve años desde que Andy y Larry Wachowski redefinieran con Matrix (1999) la imagen como espectáculo, pese a que muchos sigan sin enterarse a fecha de hoy. De aquel film cabría decir lo que de las obras de madurez realizadas por D.W. Griffith: en el fondo posiblemente no inventaba nada, todo en ella eran referencias a conceptos y efectos creados por otros; pero los Wachowski supieron armonizar y realzar lo ajeno hasta conformar un destilado coherente del que todavía bebe, por desgracia quizás no lo suficiente, el Hollywood de hoy.

Porque en estos años se ha producido una deriva en el cine comercial norteamericano difícilmente compatible con la inventiva y el espíritu ácrata de los hermanos Wachowski, así como con la posible viabilidad de proyectos a gran escala que no tengan a los niños, el único público de hoy inasequible al desaliento, como destinatarios. Es en este contexto en el que adquiere sentido Speed Racer, adaptación de un manga y un anime de Tatsuo Yoshida centrado en el mundo de la competición automovilística, un prodigio de imaginación y cinética, con la que los Wachowski y su colaborador habitual, el productor Joel Silver, obvian en apariencia lo violento o cualquier complejidad a favor de un infantilismo desarmante.

En efecto, los adultos necesitarán mucha paciencia para soportar las aventuras inocentes y trilladas del joven Speed Racer (Emile Hirsch) en pos del campeonato mundial de automovilismo en un tiempo y un espacio utópicos, con el apoyo incondicional de su familia y su novia Trixie (Christina Ricci), y la oposición feroz de un magnate para el que las carreras no constituyen más que otro negocio. Historias de perseverancia ante la adversidad, de superación de traumas del pasado y de victorias en el último minuto ya se han visto miles de veces, tanto en el género deportivo como en el juvenil, o en las mezclas de ambos. A los Wachowski no les importa reiterarse en los mismos tópicos, y hacerlo desde una perspectiva tan naif que cualquiera con más de doce años llegará a sentir incomodidad.

Y la estética del film, que como ya avisan los títulos de crédito iniciales responde a la de un calidoscopio, parece en congruencia con lo expuesto haber surgido de la caja de lápices de un chaval, y en su absolutismo pop y colorista llega a abrumar. Se trata de un trabajo técnico de primer orden aunque, como sucede con otros blockbusters, nos preguntamos si de verdad merecía la pena gastarse ciento veinte millones de dólares cuando a los destinatarios naturales de la película se les escaparán el noventa por ciento de los guiños (a James Bond, Dick Tracy, Blade Runner, Cars y un largo etcétera), los homenajes formales a la serie original y otros enrevesados recursos empleados.

Es aquí donde empiezan a surgir las dudas sobre la pertinencia de la película. ¿Resulta lógico circunscribir la propuesta a los más pequeños para luego sumirla en una complejidad narrativa como la de sus primeros minutos, en los que se alternan varios tiempos y puntos de vista sobre hechos de cierto dramatismo? ¿Qué sentido tiene, más allá de seguir cimentando la actitud antisistema de los Wachowski, dejar que durante minutos el villano de Speed Racer se explaye a gusto, hasta la extenuación, sobre los chanchullos de la cultura corporativa? ¿Es amortizable artísticamente volcarse en una estética que termina por ser en los momentos álgidos casi abstracta, poco más que luces y colores, cuando el sistema de producción y exhibición en que se inscribe la película inhibirá de verla precisamente a quienes mejor podrían apreciarla?

De estas irresolubles cuestiones, tan propias de la actual cultura de masas, se deduce la tragedia esencial de Speed Racer: demasiado tonta para los adultos, demasiado sofisticada para los niños, demasiado pendiente del espectáculo como para ser entretenida, y demasiado convencional finalmente en sus formas como para soslayar la decrepitud de lo que nos cuenta. No sabemos si la película fracasará o no en taquilla, pues quizás encuentre su nicho entre el target de menos edad, pero el sexto sentido nos transmite malas vibraciones.

FICHA TÉCNICA DE SPEED RACER

Título original: Speed Racer

Fecha de estreno: 09-05-2008

Web oficial: www.speedracer-es.com |

Año: 2008 Duración: 129 min

Director: Andy, Larry Wachowski

Guión: Andy Wachowski, Larry Wachowski, basado en el anime de Tatsuo Yoshida
Intérpretes: Emile Hirsch, Christina Ricci, Susan Sarandon, John Goodman, Matthew Fox, Kick Gurry, Richard Roundtree, Rain.

Lo mejor:  

-El trabajo audiovisual.

Lo peor:

-No está claro a quién puede interesarle.

Puntuación:

4

Reservada a estudiosos de la imagineria pop y/o digital, y a niños de elevado coeficiente intelectual.



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