El binomio comedia-atraco ha dado excelentes ejemplos de indudable calidad cinematográfica. Prueba de ello son la ya mítica “Rufufú”(revisada por la industria norteamericana en la no menos divertida “bienvenidos a Collinwood”) y nuestra versión castiza del atraco perfecto de “atraco a las tres”, donde eran los mismos trabajadores del banco los que pretendían vaciar sus arcas.
En “esto no es un atraco”, la premisa parte de la misma forma que en la película de Forqué, pero esta vez cada uno roba por su cuenta. Así, el objetivo de Stuart consiste en coger prestados 250.000 dólares para apostarlo en Las Vegas. Sheila intenta vengarse de su novio, director del banco, tras haberla abandonado, y, por último Jason, ayudante del director que se propone robar a un cliente millonario y excéntrico.
La trama sitúa el punto de partida después del atraco para luego retomar la acción una semana antes (¿Collinwood otra vez?). Para llevar a cabo el guión, el director Gavin Grazer se ha rodeado de cómicos punteros( el veterano John Cleese clava su personaje convirtiéndose en lo mejor de la película mientras que Woody Harrelson divierte con esa zafiedad que ya vimos en la infravalorada “vaya par de idiotas”) para filmar esta divertida comedia de enredo sin grandes pretensiones ni presupuestos que logra sus objetivos en no pocas ocasiones(me quedo con el trío Cleese-perro-Harrelson) y adolece en otras cuantas(¿Tiene sentido el papel de Rachel Leigh Cook?).
El resultado se equilibra gracias a una puesta en escena ágil (el recurso de la pantalla partida proporciona buenos resultados),y a unos actores con chispa, aunque siga sin gustarme Alicia Silverstone, dando vida a unos perdedores que esta vez tienen mucho que ganar.