50 minutos es el nombre -y duración- de un conjunto de 5 cortos, a 10 minutos por cabeza, en que cinco directores de los más notorios de los últimos años del cine español distribuidos por décadas, dirigen a otros tantos directores debutantes. Estos, a su vez, ruedan una pequeña historia inspirada en algún momento decisivo de la vida de sus padrinos.
El primero de ellos, de la década de los 60 lo apadrina Berlanga a Guillermo García Ramos ("De Kuleshov a Berlanga"). Éste trata de los días en que Luis García y Juan Antonio Bardem eran las estrellas de promoción en la Escuela de Cine de Madrid, y cómo les rechazan los primeros proyectos hasta que llega la que consideran su última oportunidad.
En los 70 ("Crisantemo") Gonzalo Suárez apoya a Luis Mengs. En él cuenta cómo desde que un tal Crisantemo se convirtió en su socio, buscó la forma de librarse de él a cualquier precio.
Los 80 vienen de la mano de Bigas Luna, y el director es Santiago Garrido. En el corto "41º" se cuenta la historia de un niño enfermo de paratifus que en su larga recuperación aprende a abstraerse pintando con las tintas chinas que le regala su padre.
Llegamos a los 90 con Julio Medem ("La culpa del alpinista"), apadrinando a Daniel Sánchez Arévalo. Cuentan la historia de dos niñas que tienen una particular relación con el frío: una le tiene fobia, y otra, discapacitada, protege del frío a su amigo imaginario.
Y finalmente, ya en los 2000 ("El Soñador"), con Amenábar y Oskar Santos de director, se cuenta la extaña historia de un caso médico de finales del S.XIX, el de un joven que por algún motivo es capaz de dormir hasta tres días seguidos... lo cual le provoca extraños trastornos mentales.