Una de las medidas más ansiadas para todo cinéfilo, ya es una realidad en Francia. Con la autorización anunciada por el ministro de Industria Patrick Devedjian se podrán poner fin a la desagradable costumbre de los espectadores desaprensivos que no sólo no enmudecen sus móviles, si no que se permiten mantener conversaciones a través de ellos durante la proyección.
Según representantes de salas de cine del país galo, se había constatado el aumento de esta práctica y la negativa repercusión en las taquillas. A la vista de que el respeto y los distintos avisos no servían para aplacar esta práctica, la limitación de llamadas a las calificadas urgentes será una realidad en breve. Esperemos que pronto lo imiten otros países como el nuestro.