La desaparición de un soporte fotográfico y cinematográfico es también la clara certificación del progreso de una industria, del avance técnico de los soportes donde anidan las historias, los recuerdos... el verdadero material físico del que están hechos los sueños, si nos ponemos cursis.
Eastman-Kodak anunció a finales del año pasado la desaparición de sus fábricas y laboratorios de la película denominada Kodachrome. Fueron 76 años de gloria, desde 1935 a 2009 durante los que este soporte fotográfico ha sido uno de los más apreciados por los amantes de la fotografía y el cine. En su sensibilidad de 64 asa, una cifra que ahora provoca sonrisas, era capaz de albergar una riqueza y calidad de colores como no se había visto en ningún otro tipo de película, fruto de un gran calidad de material y de un proceso químico de revelado que se guardaba como un secreto de estado.
Las neveras de muchos profesionales almacenaban como tesoros estos carretes en cajas amarillas que luego eran mandados a laboratorios en Lausana, Suiza o en Kansas para ser revelados y devueltos con una precisión meridiana en apenas un par de días. Tan consciente era Kodak de la calidad y delicadeza de su producto que el precio del revelado ya estaba incluido al comprar el carrete hasta que un juez dictaminó que se trataba de una práctica ilegal.
El Súper 8 fue uno de los primeros formatos domésticos de grabación de películas Kodachrome que se utilizaron, las primeras videocámaras donde cineastas como Steven Spielberg, Tim Burton o David Lynch hicieron sus primeros experimentos y donde miles de personas grabaron los recuerdos escogidos de sus vidas.
Los mejores fotógrafos profesionales eran adictos a la reproducción de colores que conseguía esta película de tan secreto proceso de revelado y en ella han quedado grabados buena parte de los recuerdos colectivos de la humanidad: las imágenes del asesinato de John F. Kennedy, la coronación de la reina Isabel II o los ojos indescriptibles de Sharbat Gula, la niña afgana que protagonizó una portada del National Geographic en 1984 aún no superada. Paul Simon le dedicó una de sus primeras canciones como cantante solista tras separarse de Art Garfunkel y un parque nacional del estado de Utah lleva su nombre, en honor a la fidelidad con que podía reproducir la naturaleza.
El Dwayne´s Photo ubicado en Parsons, Kansas, ha sido el último laboratorio en revelar estas películas desde que Eastman, el fabricante, anunció el cese de su fabricación en 2009. Y ha sido un ciudadano de La Coruña, Ignacio Benedeti, quién ha tenido el honor de ser la última persona que ha filmado y revelado imágenes con Kodachrome. Y lo ha hecho con la principal finalidad que ha tenido siempre este formato en el ámbito doméstico, grabar sus propios recuerdos. La última película Kodachrome lleva impresa en su huella de luz y color los lugares más emblemáticos de La Coruña, la ciudad amada de este productor cinematográfico que ha grabado toda su vida en este formato. 2010: La Coruña en Super-8 Kodachrome, qué paradoja, es ahora uno de los títulos más vistos en Internet. Casi diez entrañables minutos locutados por el propio Benedeti uniendo la historia de la película y de su ciudad: vimeo.com/16502962.
El más importante Museo de Cine y Fotografía del mundo, el George Eastman ubicado en Rochester, Nueva York, dedicará una parte de su presupuesto a preservar el legado de este mítico formato conservando cientos de cintas profesionales y domésticas donadas para que su memoria no se pierda.