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Liv Ullman - entrevistas de cine
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Liv Ullman

Un artículo de María Iglesias Domínguez || 24 / 12 / 2004

Nació en Tokio en 1938, después se fue a vivir a Noruega hasta los 17 años, edad en la que se marchó a Londres para estudiar teatro. De nuevo en Noruega se dedicó al teatro hasta que Bergman le propuso trabajar en Suecia donde se convirtió en su musa. Sonríe con facilidad y sus ojos azules se llenan de lágrimas en cuanto se habla de Bergman, con el que además de descubrir el cine, tiene una hija. Tras cuarenta años como actriz decidió volcarse en la dirección. Recientemente vino a Barcelona para recoger un merecido homenaje que le concedió La Academia del cine Europeo por su gran contribución al cine.

Esta mañana ha reivindicado la ética del cine, ¿piensa que los actores no están comprometidos con su tiempo?
Los actores tenemos la obligación de comprometernos con nuestra sociedad incluso más que los políticos que a veces tienen un discurso banal y hacer un mundo mejor, es por eso por lo que digo que debemos comprometernos con nuestra sociedad, porque considero que pertenecer al mundo del cine. Supone una obligación moral, porque nosotros los actores somos testigos de cargos de nuestro tiempo.

Usted no sólo lo dice, sino que se compromete de verdad, hábleme de su papel con UNICEF.
Me comprometo a través de mi trabajo como miembro de la ONG internacional Rescue Comité (IRC), dedicada a la atención de los refugiados; también fui durante diez años embajadora de la UNICEF, creo que hay que comprometerse de verdad en la medida de las posibilidades de cada uno. Cuando pregunté en mi primera visita a campos de refugiados, cuanto duraría aquello, me contestaron, toda la vida, y yo que apenas tengo educación académica, me siento agradecida porque para mi han sido una auténtica escuela.
PREGUNTA Su relación con el cine viene desde niña, ¿qué le ha aportado a su vida?
El cine ha jugado un papel fundamental en mi vida, a través de él he crecido y he llegado a reconocerme como persona.

¿A eso se refiere cuando dice que actuar es un reto?
Pienso que es un reto no sólo por la gente con la que vas a actuar, si no porque si puedes mostrar lo que sabes sobre la vida para ayudar a los demás a sentir, entonces esta profesión se convierte en algo maravilloso. Las películas deben ayudar al espectador a ser más conscientes de lo que pasa a su alrededor.

En EEUU las actrices se quejan de la falta de papeles interesantes cuando llegan a cierta edad, ¿le ha sucedido a usted?
Ese es un gran problema, cuando las actrices nos hacemos mayores sólo nos ofrecen papeles estúpidos, papeles que no trasmiten nada, y entonces ya no te gusta tanto esta profesión. Yo he tenido la suerte de poder cambiar de registro en un momento de mi vida y dedicarme a la dirección y es como si todos los años de actuación fueran un aprendizaje para mi.

¿Su película favorita?
Umberto D, de Vittorio de Sica, vi esta película cuando tenia sólo trece años y aunque yo era una niña del norte muy querida y mimada por mi familia, al ver a aquel anciano en la pantalla sin hogar y vagando por las calles yo, que no tenia nada que ver con su situación, me sentí perfectamente identificada. Supe meterme en su piel, su dolor era mi dolor, su soledad podía sentirla y algunos episodios de esa película cuando los recuerdo, aún me hacen llorar, han pasado tantos años y me sigo reconociendo en esa historia, a eso me refería antes con lo que es para mi el cine, es emoción, es vida.

Usted convivió con Ingmar Bergman, además de rodar nueve películas con él se convirtió en su musa, ¿qué les queda de esa relación?
Además de una hija, Linn, una gran amistad. Él vive en Faro (Suecia) en un retiro solitario, está sólo no ve a nadie, bueno a veces hablamos por teléfono. Cuando decidí dedicarme a la dirección, él me apoyó y me pidió que le dirigiera dos de sus guiones, Confesiones privadas e Infiel. El año pasado trabajamos de nuevo juntos en Saraband la segunda parte de escenas de un matrimonio. Cuando dejé de actuar en 1994 me hice la promesa de que sólo volvería a la actuación si él me lo pedía, reencontrarnos ha sido como si nunca hubiéramos dejado de vernos, algo muy natural en dos personas que se han amado.

Usted que vive intensamente el cine ¿cómo prepara sus personajes?
En mi profesión mi material de preparación es la vida, observo todo lo que está a mí alrededor y eso, la vida de los otros y la mía propia, son mi verdadera preparación, lo que leo, lo que escucho...



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