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Scream 4 - critica de cine
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Scream 4

Vuelve Ghostface

Un artículo de Diego Salgado || 20 / 4 / 2011
Scream
Etiquetas: Scream / Terror /

El verdadero atractivo de "Scream 4" reside en su cualidad (auto)reflexiva; en atreverse, ya desde un prólogo estructurado como sensacional triple salto mortal, a debatir con todas las consecuencias su sentido en la coyuntura actual del cine de terror.

Cuando se estrenó Scream 3 (2000), a esta publicación todavía le quedaban unos meses para ver la luz. Han pasado, por tanto, más de diez años desde que la trilogía de slashers referenciales escrita mayormente por Kevin Williamson (el guión de Scream 3 fue obra de Ehren Krueger, colaborador asimismo de Williamson en el de Scream 4) y realizada en su conjunto por Wes Craven diese la puntilla al cine comercial estadounidense de psycho killers producido durante los setenta y ochenta del siglo pasado.

Scream y sus secuelas homenajearon, dejaron en evidencia y trataron de subvertir los cánones narrativos y formales institucionalizados por La matanza de Texas (1974), La noche de Halloween (1978), Viernes 13 (1980), Pesadilla en Elm Street (1984) y tantas y tantas secuelas, imitaciones y variaciones de todas ellas que habían acabado, por increíble que pudiese parecer en un principio, por familiarizar y hasta hacer entrañables para el aficionado ficciones consistentes en los asesinatos crueles y masivos de seres humanos a cargo de psicópatas desfigurados y/o enmascarados.

Más aun, Craven y Williamson convirtieron a los jóvenes fans de este tipo de películas en los protagonistas de la trilogía Scream —tanto da si en condición de víctimas o verdugos— jugando con sus conocimientos y complicidades hacia el subgénero (la cinefilia del VHS), su creciente volatilidad moral, un concepto líquido de la identidad y el auge cultural de lo mediático y la celebridad vacua.

Sin embargo, una década es mucho tiempo. Y más para el cine de terror, cuya supervivencia depende de su impacto sorpresivo sobre amantes de las emociones fuertes, no como otros géneros a los que son asiduos espectadores más convencionales. Entre 2000 y 2010 se ha popularizado el torture porn, representado por las franquicias Saw y Hostel. Se han extremado la fisicidad y violencia de los survival horrors: La casa de los mil cadáveres, Amanecer de los muertos, Wolf Creek, The Descent, Las colinas tienen ojos, Eden Lake. Los franceses y los orientales han elevado el listón de lo aceptable en términos argumentales y gráficos: À l'Intérieur, Martyrs, Audition. Se han sofisticado sobremanera los discursos implícitos en el género: Se7en, 28 días después, La niebla, Déjame entrar, I saw the devil. Lo referencial ha devenido materia misma del relato: Ginger Snaps, The house of the devil, Arrástrame al Infierno. Los consensos sobre la imagen de ficción han sido puestos en entredicho: El proyecto de la bruja de Blair, Monstruoso, REC, Paranormal Activity. Y lo paródico es faceta recurrente del género: Zombies Party, Bajo la máscara, Bienvenidos a Zombieland o la saga Scary Movie, inspirada precisamente por Scream.

¿Podían aportar algo Wes Craven y Kevin Williamson a este panorama tan diferente a aquel, un poco naif desde nuestro punto de vista, en el que Scream constituyó un éxito de taquilla y un fenómeno popular? Scream 4 es una respuesta ambigua a esa pregunta. Se trata, obviamente, de una operación comercial habitual de nuestros tiempos, consistente en reciclar una marca de pasado renombre al gusto tanto de los nostálgicos como del público de hoy. El objetivo, sanear las arcas de los productores Bob y Harvey Weinstein y el prestigio de director y guionista, que no pasa por su mejor momento: la anterior colaboración de Williamson y Craven, también producida por los hermanos Weinstein, fue la desastrosa La maldición.

Como tal operación comercial, Scream 4 conjuga un retorno a los orígenes de los protagonistas de la trilogía original —la eterna superviviente Sidney Prescott (Neve Campbell), que vuelve a su pueblo natal, Woodsboro, para presentar allí un libro de autoayuda; el entrañable Dewey Riley (David Arquette), ahora sheriff de la localidad; y su esposa Gale Weathers (Courtney Fox), ambiciosa periodista— con una nueva generación de adolescentes encabezados por Jill (Emma Roberts), familiar de Sidney, que, en cuanto entra en escena otra encarnación del asesino Ghostface, viven su propia Scream, casi un remake de la original.

Las violentas muertes y la intriga sobre la identidad del criminal siguen los patrones de las entregas previas y, pese a algunos desfallecimientos, lo cierto es que en Scream 4 Craven se muestra más elegante como director que en las tres anteriores entregas, mientras que Williamson demuestra que lo suyo sigue siendo el análisis lúcido del tránsito hacia la madurez de personajes cuyo ingenio es una máscara bajo la que ocultan el miedo a los absurdos de la vida. Es decir, como simple ficción, Scream 4 se salda con un aprobado. Aunque no haya tenido demasiado éxito en la taquilla estadounidense, creemos que satisfará tanto a espectadores veteranos como a recién llegados.

Pero el verdadero atractivo de la película reside en su cualidad (auto)reflexiva: Williamson se atreve, ya desde un prólogo estructurado como sensacional triple salto mortal, a debatir con todas las consecuencias el sentido de Scream 4 en el contexto actual descrito del género. Un debate que tiene tanto de rememoración y actualización como de autocrítica y ajuste de cuentas, y que discurre a lo largo de todo el metraje en forma de paralelismos, apuntes y notas a pie de página, cameos, diálogos… Williamson no deja títere con cabeza, empezando por su propia responsabilidad como creador y la de la industria en la existencia de continuaciones como Scream 4, y acabando por un retrato devastador de la juventud de hoy, esclavizada por la banalidad, la desidia, la mirada ajena, la sociabilidad compulsiva, la ley del mínimo esfuerzo y las nuevas tecnologías.

Scream 4 es, en definitiva, menos satisfactoria como película de terror que como ficción ensayística sobre determinadas coyunturas sociales y del género. Esto puede dejarla en tierra de nadie. Pero, quien sea capaz de elevarse sobre prejuicios o expectativas menores, se encontrará en la sala mucho más ocupado mentalmente de lo que esperaba. No está nada claro si habrá Scream 5; de no ser así, Williamson y Craven (que ya acometió un ejercicio metanarrativo similar en Pesadilla en la calle Elm 7: La Nueva Pesadilla) habrían rubricado una muy atractiva apostilla a la trilogía original, y atesorado en sus currículos una propuesta merecedora de que en años venideros sea estudiada con la profundidad a la que una simple crítica con motivo de su estreno no puede aspirar.

FICHA TÉCNICA DE SCREAM 4

Título original: Scream 4.

Fecha de estreno: 20-04-2011

Web oficial: www.scream-4.com/ |

Año: 2011 Duración: 110 min

Director: Wes Craven.

Guión: Kevin Williamson.
Intérpretes: Neve Campbell, David Arquette, Courteney Cox, Emma Roberts, Hayden Panettiere, Rory Culkin, Nico Tortorella, Kristen Bell, Anna Paquin.

Lo mejor:  

-El ingenio y desparpajo del guión de Kevin Williamson.

Lo peor:

-Como la segunda y la tercera entregas, es demasiado larga y continuista para lo recomendable en el género en que se inscribe.

Puntuación:

6,5

Para aficionados inteligentes al cine de terror.



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