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Anonymous

Esa es la cuestión

Un artículo de José M. Robado || 18 / 11 / 2011
Anonymous

Por primera vez en la carrera de Emmerich el espectador puede sentir su implicación en lo narrado.

El problema del divertimento o entretenimiento como género artístico es su falta de caché: nadie busca un genio en un circo. La injusta creencia acerca de que producir diversión es algo liviano, para creadores de segunda fila, está muy arraigada en nuestra cultura. La asociamos a un golpe de suerte, no a un proceso creativo.

Si alguien repasase la filmografía Billy Wilder hasta 1960, antes de El Apartamento, podría permitirse el lujo de juzgarlo como un guionista y director solvente, eficaz, muy apto para la industria. Si hacemos lo mismo con la de Roland Emmerich, europeo de origen no muy lejano al de Wilder, hasta antes de Anonymous, podríamos decir lo mismo de él como director. Es una comparación exagerada, sí, porque Wilder visto hoy día, rebosa talento; pero si lo juzgásemos a mitad de su carrera en el año 60 sin saber lo que ahora sabemos de él, las precauciones serían muchas, como con Emmerich. Esa es la cuestión.

El caso es que Emmerich, uno de esos cuatro o cinco directores revientataquillas que tiene Hollywood, se ha descolgado con una película de época que incide en una de las leyendas urbanas más eruditas: la creencia de que William Shakespeare no fue en realidad un dramaturgo genial sino uno o varios escritores escondidos tras un seudónimo. Es de tal magnitud, variedad y alcance su obra que resulta difícil creer que todo ese conocimiento saliera de una sola cabeza, dada la época en que se produjo. Nuestro equivalente sería Lope de Vega, del que podría albergarse la misma sospecha si no tuviésemos el testimonio directo de Cervantes, un tipo poco dado a los halagos, que dejó escrito que Lope era "una fuerza de la naturaleza" debido a la colosal obra que firmó en vida.

Emmerich, parapetado tras un gran guión de John Orloff que adjudica la obra de Shakespeare al muy culto e inteligente Duque de Oxford, rueda una historia muy solvente cuyo principal acierto es la recreación de ambientes y personajes del Londres de finales del XVI donde podemos reconocer la geografía de sus calles, el ambiente de sus teatros y las diferencias entre sus clases sociales.

Pero sin duda su gran baza se produce en la sala de montaje, donde la línea cronológica es fragmentada en tres hilos narrativos que suceden en la pantalla simultáneamente en base a secuencias cortas que van contando la adolescencia, madurez y desdichado final del protagonista, un Duque de Oxford que ve como su pasión por la escritura como arma mediática termina teniendo un efecto contrario al que pretendía, relegando su figura al olvido y otorgando la gloria a un impostor.

Con el claro paradigma narrativo marcado por Peter Schaffer en el guión de Amadeus (Milos Forman, 1984), el guionista utiliza la figura de Ben Jonson (Sebastian Armesto), un dramaturgo poco brillante al modo de Salieri, para descubrirnos la genialidad de su antagonista, un Mozart de la palabra escrita cuyo obra supera con creces la más alta ambición de su autor.

Por primera vez en la carrera de Emmerich el espectador puede sentir que la implicación del realizador con lo narrado supera lo habitual. La parsimonia en introducir el tono de la cinta gracias al juego metanarrativo de la introducción y epílogo teatral a cargo de Derek Jacobi, la sorprendente elección del magnífico cómico Rhys Ifans para encarnar al protagonista, la cuidadísima puesta en escena y ritmo de las secuencias en interiores rompiendo el estereotipo del cine británico en producciones similares... detalles que apuntan a que el director ha encontrado en esta leyenda shakesperiana un alter ego, una explicación a su yo como creador, una clave a lo que él representa para la industria, quizá un genio en la pista central del circo.

Ahora queda saber si Emmerich va a reventar su talento y experiencia como realizador o va a seguir el camino trillado de la industria. Si va a ser Jonson o el Duque de Oxford. Mozart o Salieri. Esa es la cuestión.

FICHA TÉCNICA DE ANONYMOUS

Título original: Anonymous

Fecha de estreno: 11-11-2011

Web oficial: http://www.anonymous-movie.com/ |

Año: 2011 Duración: 130 min

Director: Roland Emmerich

Guión: John Orloff
Intérpretes: Rhys Ifans, Vanessa Redgrave, David Thewlis, Sebastian Armesto, Jamie Campbell

Lo mejor:  

- La implicación de Roland Emmerich en una historia que puede cambiar su carrera
- Rhys Ifans
- El soberbio montaje a tres bandas

Lo peor:

- El parecido de ciertos personajes puede crear alguna confusión
- Se disfruta más si se tiene algún conocimiento previo de lo narrado

Puntuación:

8

Interesantísima y entretenida recreación de la posible falsa identidad de Shakespeare que aúna recreación histórica con intriga política



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