Slowlee: Cojo aire

Tal y como sucedió en los Estados Unidos con la dualidad Costa Este – Costa Oeste, el hip hop en España se ha desarrollado a partir de pequeños reinos de taifas. Desde su aparición en las cercanías de la base militar norteamericana de Torrejón a mediados de los años ochenta, con grupos como los Verdaderos Kreyentes de la Religión del Hip-Hop o el Club de los Poetas Violentos, se ha expandido a otras urbes como Zaragoza (Violadores del Verso), Barcelona (7 Notas 7 Colores) y Sevilla (SFDK). Pero en el Estado de las autonomías del rap, Galicia nunca ha tenido demasiada influencia. Quizá las cosas cambien con el nuevo disco de Slowlee.

Este MC nacido en Vigo y residente en Villagarcía de Arosa no es un recién llegado. Interesado en la música de raíz negra desde que era un crío, formó parte de El Ser y Ser, trío que debutó en el 2000 con ¿Eres tú?, y publicó su primer trabajo en solitario, Chupado, cuatro años después. Desde ese momento, Slowlee y el colectivo Zombeats, del cual también es miembro, han trabajado duro para construir los ritmos y rimas de las dieciocho entregas que conforman el repertorio de Cojo aire. Y ha sido un tiempo bien aprovechado.

La “Intro” ya expone los argumentos principales del disco: una producción muy cuidada (algunos dirán que muy yanqui), con beats contundentes (“Más volumen” o “Solo puedes perder”) y una lírica versátil y, en ocasiones, melodiosa (“Busco la fórmula”). “Somos siglas”, single de presentación del álbum, también muestra una escritura original (“Aquí todos queremos seguir en pie, hasta que debajo de mi nombre ponga DEP”), mientras temas como “El Paun” y “Ron con J-Lo” están destinados a romper cuellos en los clubs y discotecas.

Para cocinar su trabajo, Slowlee ha sazonado sus temas con jugosas colaboraciones. Marte y Solemne, otro veterano de la escena gallega, reparten estilo en “Cojo aire”, una canción que se carga de energía a medida que pasan los segundos. “Con este dedo” es fruto de la conexión suizo-zaragozana entre GranPurismo y Dani Ro y se convierte en uno de los grandes momentos del disco. En cambio, las voces de Pablo Somoza (“Solo es música”), New Maik (“Por detrás”) y, sobre todo, la sensualidad de Sentinel (“No More Lies”) acercan el disco al r&b y dan un descanso a las lenguas más rápidas de Galicia.