Con 62 años recién cumplidos y después de pasarse media vida en los escenarios machacando sus oídos al lado de amplificadores a todo volumen, Iggy Pop ha decidido cambiar de estilo. Ahora se ha aficionado al jazz “de Nueva Orleans, tipo Louis Armstrong o Jelly Roll Morton”, pues está “harto de escuchar a un puñado de brutos idiotas golpeando guitarras para hacer música mala”, según una declaraciones que recoge la agencia EFE. La afición del cantante por “las baladas tranquilas” queda patente en su nuevo álbum, Préliminaires.
Además de haber recibido influencias de la canción francesa y el jazz, Iggy Pop ha confesado haberse inspirado en la obra de Michel Houellebecq. “Hace unos años leí algunos de sus poemas traducidos y me identifiqué mucho con él, aunque me hizo sentir muy triste”, ha apuntado el cantante. Al parecer, el músico quedó prendado con la obra “La posibilidad de una isla” del escritor francés. “El libro trata sobre muerte, sexo, el fin de la raza humana y unas cuantas cosas más bastante graciosas. Lo leí en un hotel solitario de la costa francesa con gran placer y en mi mente iba creando la música que escuchaba en mi alma mientras lo leía”.
“Luego un día un hombre me escribió pidiéndome una canción para un documental sobre Michel H, su vida, su persona y su intento de dirigir una película de su propio libro. El proyecto fue creciendo y creciendo, descubrí cómo las emociones que me provocaba la lectura se iban transformando ellas mismas en música. En cierta manera ignoré la película y escribí música para el libro”.
Entre las doce canciones que conforman el repertorio de Préliminaires se incluye una versión del clásico “Les fuilles mortes” de Joseph Kosma y Jacques Prévert, así como una revisión de “How Insensitive” de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes. En esta ocasión, Iggy Pop ha trabajado con el productor Hal Cragin, quien también ha colaborado en la composición de temas como “Spanish Coast” o “Nice to be Death”.