Acaba de publicar El Último Primate, su cuarto disco de estudio en solitario. Ha dejado aparcado su relación artística con Carlos Jean para ofrecer un disco más sano, puro y personal. Según la discográfica, se trata de un LP que cuenta con un órdago de pinceladas distintas a lo que ha trabajado anteriormente.
El CD, a diferencia del resto de la navarra, ha sido elaborado en Londres y cantado en español, algo que no había hecho en su carrera como cantante. Para la discográfica es “como un animal. Un disco valiente. Su mejor papel. Un desafío”.
Uno de los rasgos más característicos e importantes a lo largo de la trayectoria de Najwa ha sido la importancia de sus producciones, pues siempre son, sencillamente, espléndidas. Con la misma tendencia, pero distintos campos y caminos que aclimatan siempre una estampa de progresión ambiental en cada uno de los pasajes sonoros.
Para esta ocasión, la pamplonica ha contado con la colaboración en la producción de Alfonso Pérez y, en algunos cortes, de Raúl Santos. Todo un acierto. Desde el inicio de la grabación, una incesante y abrumadora estampida de baterías le da un toque muy rítmico. Bombos muy duros que juegan un papel muy importante.
Lo que más impresiona es lo bien que entremezcla durante varias partes de canciones distintos instrumentos. Además, por momentos de delirio ambiental (como en Siento el Diablo en mí) y, por otros, rock en estado puro con guitarras aceleradas que son casi imposible de frenar (El Último Primate, la mejor canción y single del disco). Un contraste que lo hace muy atractivo para el oyente.
La ganadora de un Goya por su papel en Lucía y el Sexo, en Fácil de Romper, crea una sensación anómala en donde se desconoce el camino a seguir, pero, de repente, uno se da cuenta que lo mejor es dejarse llevar. En buena parte cuando surgen los acordes de la guitarra, que enlazan el camino.
El disco hay que saber escucharlo, leer entre líneas. No es un sonido típico español, aunque a Najwa sí que últimamente se le reconoce con sólo escuchar dos segundos de cada canción para asimilársela. De momento, puede que estemos ante el mejor LP del año, sin exageraciones, en el mercado doméstico del pop.