Sometidos a la vorágine de nuevos discos que se van sucediendo sin descanso, muchas veces no somos capaces de apreciar el contenido humano que yace detrás del mundo de la música. Adam Bainbridge, alias Kindness, ha reunido en Otherness a un nutrido grupo de colaboradores –ninguno excesivamente conocido, no se vayan a pensar: Kelela, Ade, Robyn, Manifest, Devonte Hynes– que aportan lo mejor de sí mismos para crear un álbum distinto. Como ya rezaba su anterior creación, World, you need a change of mind (2012), este inquieto británico pretende que se escuche de un modo diferente: básicamente que se aprecie la espontaneidad del elemento humano a la hora de afrontar una grabación.
Otherness bascula entre el soul pausado para tener de fondo, las producciones ochenteras de Bobby Womack –escuchen Who do you love–, la calma nocturna y casi sensual –With you, Geneva– y otros rasgos de menor importancia, como por ejemplo las guitarras acústicas de For the young o un par de cortes finales que nos traen ecos de los Massive Attack de Protection (sobre todo It’ll be OK, que cierra el álbum). En definitiva, estamos ante un tratado donde prima la libertad de cada participante a la hora de imprimir personalidad y calor humano a las canciones donde participa. Según Bainbridge se trataba de captar la magia que surge cuando varios músicos se reúnen para crear música, y lo cierto es que la atmósfera está más que lograda. Objetivo cumplido pues.