No puede haber mucho más que decir de él de lo que se está diciendo estos días, es poco lo que se pueda aportar sobre esta noticia "remember" de cada verano, que esta vez se recrea con especial dedicación por lo estético del número de años de república en el rock. El Rey nunca ha tenido un sucesor equiparable, y aún dando su parte de razón a quienes hablan de una lógica sobrevaloración basada en la oportunidad y fortuna, no es menos cierto que es precisamente esa la razón de su mérito. El motivo por el que Memphis vuelve a ser un año más un santuario objeto de congregaciones más o menos excentricas, el motivo por el que esa música para algunos desvaída, es historia pura con un alegato de irreverencia sincera, un paso más contra la hipocresía social especialmente significativa en aquella década en que Elvis, con un peinado tan suyo -y sólo suyo- como su música, iba a sentar una base estética y rítmica sin si quiera proponerselo.
Su carácter pionero e influente, es en muchos casos la consecuencia de su vida y acontecimientos, de lo que las circunstancias hicieron de él. Un baile insinuante y censurado durante varios años en la TV donde los planos se limitaban a un "de cintura para arriba" (y cuya razón no fueron la inspiración del joven Forrest Gump sino del extravagante tembleque de su debú), una organización musical que han heredado los grupos recientes y que prescindió de la orquesta por puros motivos de premura y ahorro, y una primera canción que le abrió las puertas en su primera prueba musical, que convenció por su mezcla de tonos propia de su infancia en iglesias de coloristas cantos afroamericanos. El blues de "That's All Right Mama".
De ahí en adelante, su figura a veces parece simplemente discurrir por en medio de su entorno. El siniestro impostor que fue Tom Parker, lo había apartado tempranamente de Sam Phillips y Sun Records para como manager sin escrúpulos, convertirle en figura mundial. Muchos se quejaron de su escasas objeciones al servicio militar, corte de tupe por medio, y que le llevaron a su primer matrimonio, pero bueno, eso sería ahondar demasiado en la historia de una vida demasiadas veces contada. Algo que si habéis estado medianamente atentos este verano pasado, o cualquier de los anteriores debéis haber oído ya demasiadas veces. Que si el chico era introvertido, el ojito derecho de mamá en una familia pobre de padre vago menos cuando de repartir tortas se trataba. Que su decadencia y abultamiento vino cuando le faltó ese cariño materno, alcanzando así esa forma paródica que representa su lado más oscuro, por encima de las innumerables 'B Movies' con que uso al cine como parte de su estrategia comercial. Que si iba por ahi repartiendo cadillacs, que si le gustaban los sandwiches con platano y vete tú a saber que más... pero lo importante es lo dicho, lo que dice su propio nombre, y lo que representa aún un cuarto de siglo después. Entre su discografía aún hay momentos entrañables para esporádicas -y regulares- muestras de respeto que en general ganan la batalla con la prueba del tiempo. Por encima de algún remix actual y del colgante hortera para el coche, Elvis sigue extendiendo su alargada sombra de una forma más o menos imperceptible. Y ya puestos, rindiéndonos a esas amables leyendas de culto al mito, es preferible no decir con mucha seguridad lo de que ha muerto. En algún lugar del mundo, en un merecido descanso congruente con su carácter hermitaño, Elvis podría seguir vivo.
Si no le ha matado un cruel vistazo a cierta parte del mundo musical de estos días...