"La responsabilidad en la educación de nuestros hijos, comienza en nuestras casas". "Las políticas educativas abrirán puertas a nuestros hijos, pero es responsabilidad nuestra que las crucen."
Con su habitual elocuencia, el mandatario norteamericano se expresó en estos términos para referirse a la importancia de la educación y al momento de pasividad que a su juicio se vive, tanto en este como en otros órdenes, y que ha llevado a la delicada situación actual. Como proclamado símbolo de valores en una época con referentes confusos, Obama ha ido señalando culpables y proponiendo soluciones, y colateralmente los videojuegos no han salido bien parados.
Si con GTA IV (lanzamiento estrella del último año, violento y divertido como pocos) ya hizo algún comentario citándolo expresamente (advirtió que se dejaba demasiado espacio para que los niños se dedicaran al videojuego y se focalizaba poco en los estudios), ahora ha vuelto a subrayar su posición, a propósito de los planes que están preparando pero que poco podrán hacer sin ayudas de la familia: "no hay programa o política que pueda sustituir a una madre o a un padre, o ayudar con los deberes en casa tras la cena, o apagar la televisión, dejar a un lado los videojuegos y leer a sus hijos".
Dentro del sector del videojuego, donde no se entiende excesivamente que ahora se reciban todas las críticas olvidando otros sectores que antes padecieron el mismo problema (la música o el cine), estos comentarios -pese a ser equilibrados y no suponer una crítica o demonización- no han sentado excesivamente bien.