Basta fijarse con el repertorio de últimas noticias publicadas sobre Konami (sus Metal Gear, su cancelado Seis Días en Fallujah) y la forma en que desde esta redacción han sido enfocadas, para entender la extraña situación en que Konami ha terminado, lo alejados de protagonismo que han quedado algunos de sus grandes nombres.
Así, los creadores de Metal Gear y Pro Evolution hoy son poco más que eso: los responsables de una saga balompédica que busca renovación y del padre del género de la acción sigilosa. Méritos relativos cuando en el pasado tenían tantas sagas valiosas como para que muchos la tuvieran como su compañía favorita. Tantas como para que costara destacar alguna, aunque posiblemente lo mereciera la de Contra, que cosas de la vida ha sido una de las que peor han llevado el tránsito a las nuevas generaciones.
La situación es anómala, cuando por género posiblemente podría haber dado mucho más de sí. Pero a la acertada decisión de no rendirse a las perspectivas subjetivas (aunque dio buen resultado en un caso más lejano como es Metroid), no le acompañó una buena asimilación de los nuevos tiempos: las versiones Playstation nunca estuvieron a la altura, la de Playstation 2, árida y extrema, no se hizo con su público a pesar de sus virtudes.
Y de la misma manera que ha pasado con Gradius, Konami trae de vuelta un nuevo episodio para Nintendo Wiiware. Es decir, estamos ante un juego que no saldrá del sistema de descargas de Wii y que no llegará nunca a las tiendas, en un movimiento fácil de atender si tenemos en cuenta que la última versión para DS, que recibió críticas excepcionales, no ha tenido lanzamiento en España.
"¿Podemos tener ya este juego, por favor?", reza el subtítulo de la afamada publicación IGN.com, que también se prodigó en elogios al juego antes nombrado para portátil. Los redactores han probado la versión japonesa y no han podido quedar mejor impresionados por su historia alienígena, protagonizada por Bill y Yagyu (de la versión Ps2) y sobre todo por la acción explosiva y sin descansos que era marca de la casa.
Con casos así, el veterano jugador no sabrá si limitarse a disfrutar de la ocasión ante una auténtica acción de corte clásico, o compadecerse por el momento actual del videojuego donde, a pesar de que las ventas hacen indicar fortaleza, hay una gran debilidad fuera de los nombres de primera línea. Algo que sitúa a productos que deberían ser imprescindibles como este, en reliquias marginales a modo de descarga nostálgica.