Desde que Rare abandonó Nintendo los amantes de los juegos de plataformas se han sentido bastante descuidados. Expertos en el desarrollo de juegos sencillos, adictivos y, en ocasiones, imposibles, su obra maestra plataformera continuará siendo la trilogía original de Donkey Kong Country para Super Nes. La incursión de Donkey Kong en N64 fue de la mano de un juego irregular, con secundarios nada carismáticos y con el rap-intro más vergonzoso que hemos escuchado en años en una videoconsola. Y ya. La estrella de Donkey Kong pareció esfumarse, pasando a mero guiño o secundario en multitud de juegos para Game Cube y protagonista de mil y un remakes en GBAdvance.
Nintendo se sacó de la manga hace más de un lustro un periférico absurdo para un juego musical protagonizado por el mono de la franquicia: Donkey Konga. El chisme en cuestión consistía en dos bongos con los que marcábamos el ritmo musical del juego a los rastafari. Tiempo después, el chisme volvía a ser protagonista de otro Donkey Kong, esta vez un plataformas en toda regla, pero que pasó sin pena ni gloria por Game Cube por lo bizarro de su propuesta (controlar al protagonista a golpe de bongos)
La idea, peregrina en su momento, se torna en genialidad en la nueva generación de Nintendo y es que, siendo sinceros, salvo Mario POwer Tennis, este Donkey Kong Jungle Beat es de los pocos juegos que realmente aprovechan el potencial de la consola y la diversión que implica usar el Wii Mote para un juego de plataformas 2D.
El esquema es bien sencillo: 12 reinos con tres mundo cada uno: un total de 36 fases cortas de dificultad progresiva donde los saltos y los golpes a ritmo de Wii Mote están a al orden del día. El control es acertado y el mando de Wii reconoce sin problema los mandobles que le demos al aire para ejecutar las bofetadas, saltos y golpes. No es ninguna novedad, pero mejora de forma sustancial la experiencia de juego frente a la anterior versión.
Las músicas, los diseños de fase, los enemigos y retos están creados para que nos recuerden a las viejas entregas de la saga. Lisérgicas fases acuáticas, difíciles plataformas aéreas, carreras sobre animales locos y batallas finales contra enemigos gigantescos que se repiten hasta decir basta (como en los juegos de Snes, lo que no deja de resultar un guiño divertido).
Es cierto que ofrece muy pocos retos más allá de coleccionar bananas. Además, respecto a otras aventuras de Donkey Kong, hemos perdido la faceta de exploración y búsqueda de fases y tesoros ocultos, aunque no es lo que busca realmente su planteamiento. Su principal y único propósito es que el par de tardes que emplees en acabarlo te resulten lo más divertidas y marchosas que sea posible.
Concebido, por tanto, a la vieja usanza, parece que DKJB nació adelantado a su tiempo y ha esperado el momento oportuno parta regresar con fuerza. Bien es cierto que no se acerca a las cotas de diversión ofrecidas por las entregas de Super Nes, pero ni falta que le hace: Donkey Kong Jungle Beat es un entretenimiento para la vieja guardia, para los que aún sueñan con plataformas y saltos imposibles en mundos planos y donde los malos, a cada golpe que reciben, se vuelven de color rojo antes de desintegrarse en una lluvia de bananas doradas.