Se decía que el sector pasaría por encima de la actual crisis, y la realidad ha demostrado que la recesión no respeta a nada ni a nadie. Porque si bien no ha afectado tanto como al cine o la música, el videojuego ha visto cómo sus cifras bajan -especialmente fuera de los títulos de la primera línea, que cada vez llegan en mayor número a nuestras tierras sin doblaje por su escasa rentabilidad-, y cómo el mercado de segunda mano o la piratería pura y dura despiertan más interés entre quienes tienen avidez de nuevos títulos.
Así, según la empresa consultora Nielsen, lo que se ha incrementado a nivel de ventas es el mercado de segunda mano, algo que agravaría el tradicional recelo que han tenido hacia él las compañías de videojuego, puesto que ahí ya no participan en beneficios y excluye a potenciales compradores de títulos novedosos. En muchos casos, estos no necesitan de la enésima secuela y pueden valerse con el episodio anterior (cosas de la saturación del mercado y de las incansables continuaciones que salen cada año para determinadas series), por lo que adquirir a bajo coste el representante de la saga del año anterior parece buena idea.
Lo mismo puede decirse del alquiler de videojuegos, que se ha incrementado respecto al año anterior, con un incremento significativo en el número de abonados a este tipo de servicios. Jugar unas partidas y devolver el compacto a la tienda, parece lo mejor para satisfacer las ansias de probar nuevo material sin tener que desembolsar el precio íntegro.
Lo que sí parece es que como afición, ésta se encuentra mejor que nunca, a tenor del número de horas que según el estudio de Nielsen dedican los usuarios: hasta dos más en los primeros meses del año (por aquello del frío y de estar en casa), empleándose incluso como sustitutivo de otras aficiones para ahorrar en gastos. Por esa razón se estarían explotando más que nunca los juegos ya adquiridos y no cayendo en las redes de la mercadotecnia para comprar nuevos cuando la agenda de las compañías lo establezca. A propósito de esta última, el estudio también concluye que el repertorio de los calificados must buy, también es menor que en años anteriores, lo cual puede haber contribuido negativamente a las cifras de primera mano.