De la misma forma que cada consola de la competencia quería replicar a Nintendo con un novedoso y revolucionario interfaz para buscar la atención del respetable, Nintendo estaba obligada a dar pasos adelante en originalidad. Cosa difícil cuando la innovación ya ha demostrado en su historia que puede llevar a terrenos pantanosos, cuando el deseo, en definitiva, no se ve lo suficientemente asistido por la inspiración.
El Wii Vitality Sensor, calificado por críticos -como uno de los redactores de Technologizer- de 'Vaporware', lleva dos meses sin una sola noticia a propósito de todos esos "montones de ideas creativas" que en la compañía tenían sobre el sistema. "Lo ideal habría sido hablar del sistema en términos de software, en lugar del sensor en sí mismo", reconocía en las mismas declaraciones Shigeru Miyamoto. Pero el sistema que toma a partir de un sensor en el dedo toda la información vital del jugador, sigue en el dique seco, y eso que con tanta apuesta por poner al usuario en forma y ejercitarle, alguna utilidad sí debería tener.
Inevitable que en estos momentos algunos recuerden al Virtual Boy, al lector de DVD de Nintendo 64 o al de CD de Super Nintendo, todos ellos elementos de hardware vinculados a Nintendo que o fracasaron al poco de llegar a las tiendas, o nunca lo hicieron a pesar de los ríos de tinta que la prensa vertió sobre ellos.