Sin tener la intención de desvelar partes importantes de la trama, baste mencionar que nos encontramos ante una historia donde los personajes aparecen muy bien dibujados, contribuyendo a implicar al jugador que inevitablemente termina sintiendo simpatía por los personajes. Uno de los mejor caracterizados es sin duda el protagonista, Ezio Auditore Di Firenze, un joven noble italiano afincado en la ciudad de Florencia. Más preocupado por la diversión y las conquistas de alcoba que por las intrigas palaciegas, Ezio no parece darse cuenta de lo que sucede a su alrededor. Su padre, un estrecho amigo y “colaborador” de los Medicci, logra descubrir una conspiración en su contra que terminará por costarle caro a su familia.
La ciudad de los canales
La ciudad de Venecia merece un especial atención, no en vano está formada por 120 islas unidas por 400 puentes, lo que junto a sus canales la convierten en un escenario irrepetible en ningún otro lugar. Tras anunciarse que sería una de las ciudades, quedaba claro que en esta ocasión el agua podía ser nuestro aliado, en lugar de un elemento letal donde sucumbía hasta el mismísimo Altair.
Ahora no solo nos sirve para sobrevivir a una caída peligrosa, sino como elemento de camuflaje a la hora de huir o para realizar ataques sorpresa contra objetivos desprevenidos que pasean junto a sus orillas. Desde luego estamos satisfechos de poder nadar y utilizar el agua para nuestros fines, pero son las creaciones de Leonardo Da Vinci las que han conseguido que disfrutemos de unas posibilidades impensables tras haber finalizado el primer Assasin’s Creed.
Doblado por Juan Diego Botto, Leonardo será una especie de Q medieval, cuyas ayudas en forma de inventos mejorará poco a poco nuestra equipación. Gracias a él nuestras cuchillas serán más eficaces, incluyendo la posibilidad de agregar veneno en su filo, pero quizá la experiencia más gratificante llegue cuando podamos disfrutar con sus alas voladoras a partir de un punto de la historia.
Gracias a Paula aprenderemos nuevas opciones de sigilo e infiltración, habilidades totalmente necesarias para sobrellevar el nuevo sistema de notoriedad implementado en la aventura. Este sistema afecta de manera visible a las reacciones de los guardias cuando nos encontramos en la ciudad, pasando por diversos niveles de alerta que podremos mitigar. Paula nos enseñará a pasar inadvertidos de múltiples formas. Ya no es necesario buscar a fieles rezando como en el primer juego, cualquier grupo de ciudadanos nos permitirá camuflarnos a no ser que los guardias ya nos estén persiguiendo. Por otro lado se ha incorporado con acierto la posibilidad de servirnos de grupos de cortesanas, mercenarios o ladrones para nuestros fines. Si pagamos el dinero necesario nos acompañarán a cualquier parte sirviéndonos de camuflaje móvil, pero también seremos capaces de ordenarles distraer a los guardias con sus encantos (en el caso de las cortesanas) o atacarlos directamente (mercenarios) lo que podremos aprovechar para huir, infiltrarnos o para robar algún objeto importante que pudieran custodiar. Si aún así nuestro nivel de alerta es elevado, podemos reducirlo quitando los carteles de búsqueda o sobornando a los heraldos que advierten a la población, ambas opciones señaladas en el mapa.