Desarrollado durante varios años -pasando de una mano a otra entre distribuidores- y a punto de ser cambiado por completo en su filosofía, por fin llega para las consolas de nueva generación Brutal Legend, el videojuego que ha devuelto el concepto de aventura 3D a primera línea, dignificando el heavy metal de cara a la nueva chavalería y logrando que los jugadores que bostezan con aburridos shooters o epatantes juegos de acción se sientan atraídos por un producto realizado con el corazón de un niño y la cabeza de un auténtico genio.
Tim Schafer ha parido una obra mostrenca a la que se le puede rascar bastante chicha y obtener diferentes y satisfactorias reacciones. Brütal Legend (nótese la coña con la diéresis, la primera en toda la frente) es una aventura 3D, un juego de acción y de estrategia; puede confundirse con una comedia gamberra de los ochenta y, a su vez, se revela como un disco repleto de himnos del rock and roll y heavy metal. El jugador no puede más que sentirse pleno tras la intro, con una socarrona historia que deja ver que en la actualidad el heavy solo se lleva en los corazones de los metalheads y no en lo grupos de emo core que parodian nada mas empezar. Con la muerte del pipa y su resurrección (Eddie Riggs, la segunda en la mejilla, nombre compuesto por los nombres de la mascota de los Maiden y de su diseñador) se llega a la dimensión del rock y, tras un sencillo tutorial, se encontrará destrozando a peleles con túnicas góticas y conduciendo un vehículo a ritmo de Motörhead mientras el escenario se deshace bajo sus pies. Sin duda, los primeros 60 minutos más divertidos, bizarros, absurdos y atrayentes de entre los últimos juegos analizados en esta santa casa.
Los detalles de incluir las voces de Rob Halford, Lita, Lemmy u Ozzy a personajes de la trama sumergen aun más en la experiencia heavy que propone la aventura. Jack Black pone la voz en la edición original. Santiago Segura hace lo que puede con el doblaje al castellano. Sin desmerecer a nuestro divertido Segura, las voces originales son uno de los reclamos que ningún jugador debería perderse.
La historia está bastante sobada, siendo casi otra parodia más del género. En la piel de Eddie como elegido para repartir mamporros y estopa deberemos completar misiones en el modo principal; las secundarias nos servirán para ampliar armamento y ganar puntos de experiencia (puntos de rock). Puede parecer un juego de entorno libre, pero cuando se avanza en la historia las misiones que no se hayan realizado desaparecen de las opciones, por lo que es recomendable ir trazando el recorrido de la aventura con cabeza y en orden.
Los combates se resuelven a bofetones que se reparten con la guitarra y el hacha del personaje y, más adelante, invocando el bólido y usando su armamento; tambien se pueden reunir tropas interpretando canciones en puntos concretos del escenario. En los grandes combates hay que montar un enorma 'stage' y atraer fans (los cuales salen en forma de almas de un cráter cercano) montando también unas plataformas para contenerlos y una vez teniendo todo listo, se podrán ir creando tropas para luchar contra el enemigo, en tono estratégico y cuidando que las hordas demoníacas no agoten los recusros recursosm o nos den pal´pelo.
A todo esto debemos sumarle un modo on-line de hasta 8 jugadores con el sistema de juego de combates estratégicos, con los que se alarga la vida gracias a sus campañas multijugador.
En el apartado gráfico y sonoro se debe ser objetivo: los gráficos, siendo correctos, no son las monstruosidades a las que nos tienen acostumbrados las últimas remesas de lanzamientos. La banda sonora tampoco roza el haeavy metal más extremo y se queda un buen conjunto de himnos rockeros. Y pese a todo, las piezas encajan que da gusto y conforman una entrega adorable, adictiva, potente, brillante, rockera, heavy y perdurable. Un juego de culto, anhelado durante años y que ha devuelto a su creador a la primera línea de batalla.
Brütal Legend es un juego que debe tenerse muy en cuenta. Su mezcla de estilos, su descarado estilo gamberro y sus elevadas dosis de humor saciarán hasta al más sosete del escenario. Y poco más podemos decir a nuestro lectores para que descubran el juego que, voluntaria o involuntariamente, rinde tributo al siempre eterno heavy metal.
(Inestimables gracias en la elaboración de este artículo a Jonathan Cerezo y Elisa G.McCausland)