Quizá era la noticia apropiada para el 28 de diciembre, quizá devolvería su nombre al lugar que merece, el día de los inocentes. Pero en su lugar, hablamos de Duke Nukem dos días después, para que nadie crea que su posible regreso es una broma, ya que de hecho podría llegar a materializarse en algo real.
El problema con Duke Nukem no es que como Pedro y el Lobo ya nadie crea en su regreso tras años de incumplimientos: el problema es que a nadie le importa. En los orígenes del shooter como género, con la fuerza que éste iba cobrando y que explica su vigor actual, Duke Nukem se hizo con un nombre porque frente a Dooms y Quakes aportó algo de originalidad. Y poco más. Desde entonces, su regreso por todo lo alto ha sido un anuncio que se ha ido repitiendo con poco más que algún teaser de acierto relativo, en años y años de expectación menguante que nos llevan a su total falta de expectación. Se pasó de Hype.
La cuestión es que, por mucho que 3D realms cayera como desarrolladora tiempo atrás, los despidos no impiden según fuentes de la compañía que el proyecto siga adelante. Es más, anuncian que llegará en 2010 y que no lo hará solo: la rentabilización hará triplete en portátiles, con Nintendo DS, PSP y iPhone. Un planteamiento que no impide que Duke Nukem sea un nombre del pasado, un lanzamiento que llega una década tarde, un producto reservado a unos pocos nostálgicos que seguro tienen productos mucho mejores a los que atender. Aún así, como fenómeno único a la hora de crear y machacar su propia repercusión, sí contará con un mínimo de interés por parte de los medios el día que salga a la luz. Sea cuando sea.