La idea de OnLive parecía perfecta, aunque también desde el primer momento se intuían sus lagunas: el sistema de videojuegos en streaming sería una forma de golpear a la piratería y pasar por encima de las diferencias entre soportes, pero el coste de las conexiones y su fiabilidad sembraban dudas. Ahora, dos años después de su lanzamiento, los inversores que apostaron por ella han perdido lo invertido, su plantilla ha quedado reducida a la mitad y un nuevo grupo inversor se ha hecho cargo de sus restos.
Pese a lo difícil que pueda sonar la situación, hay también motivos para la esperanza: 1,75 millones de usuarios en cifras que suben rápidamente, que pagan 9,99 dólares por 200 juegos, algo más si se trata de títulos recientes. VC Experts Inc., de hecho considera que la compañía podría tener un valor de mil novecientos millones de dólares.
Recientemente, la nueva startup del momento, la de la consola Ouya, anunció que su sistema basado en Android haría uso también de las cuentas de OnLive. Falta por ver si para su salida el servicio sigue en funcionamiento y con camino por delante.