Algunos todavía se echan las manos a la cabeza a propósito de la ruptura que anunciábamos recientemente entre Activision y algunas de las cabezas pensantes de Infinity Ward: poco les ha servido a estos últimos ser los responsables del título de las navidades pasadas y uno de los productos que más éxito ha cosechado, los autores del juego del año deberán volver a echar currículums.
Los motivos del desencuentro siguen sin estar claros, más allá de la "insubordinación" a la que aluden en la compañía, en todo caso para la próxima entrega deberán recomponer un equipo que hasta la fecha se había hecho con todos los halagos posibles de la prensa especializada.
Pero la cosa no acaba ahí para la actualidad de Activision. Como forma de contrarrestar una información que podría dañar la imagen de la compañía, ésta ha anunciado que una de sus franquicias de más éxito sigue viva: están en pleno desarrollo de un nuevo Diablo. Además, en el anuncio del mismo no se han referido a éste como una "continuación", sino que han hablado de "continuaciones", lo que hace pensar que tienen más de un título en la planificación de los próximos años.
No obstante, difícilmente esta noticia aplacará las dudas cuando un pilar incluso más recio que el de Call of Duty inquieta a la compañía: World of Warcraft. La marca es una de las vías de recaudación más directas, con abonos mensuales que daban especial sentido a la adquisición de Blizzard por parte de Activision. Y hay dudas: se está volviendo obsoleto, las regulaciones de China imponen cambios, los ingresos decaen y la compañía reconoce su inquietud por depender demasiado de él. Otras voces por el contrario minimizan la importancia de estos aspectos, que si son recogidos por la compañía es como previsión y por dar sentido al apartado "factores de riesgo" en sus informes.