No deberían existir barreras en el sistema de descarga de juegos de Wii. Si a la consola virtual se le están acabando los días, con cada vez menos lanzamientos y pocas compañías con ganas de poner sus juegos en descarga, el sistema Wii Ware se ve lastrado por los largos espacios de tiempo entre los juegos que se desarrollan en japón y los que llegan a nuestro mercado. Si bien el tema idiomático es el problema más lógico (y la adaptación a PAL, algo bastante superado) sin esas barreras los jugadores europeos habrían disfrutado con bastante más antelación de este título de culto y alma de cachondeo para las fiestas más costras.
Con una estética horrenda (gráficos un poco más detallados que los de un título de N64) y una jugabilidad bien reducida (solo se deben mover los mandos de Wii en tres posiciones distintas) los programadores de esta gamberrada han logrado que la inmaculada Wii sea mancillada por culturistas horteras homosexuales, cheerleaders con probable bello facial, drogas, anabolizantes, dioses barbudos con carnet de Hércules y muchos atentados visuales más que van a hacer las delicias de todos los jugadores.
Siguiendo el esquema de ‘El muro Infernal’, el usuario debe imitar posturas atravesando paredes en una persecución alocada por diferentes escenarios. Un ladrón ha robado las proteínas de los protagonistas (dígase, anabolizantes) y ha huido a la carrera. El juego está servido. Se imitan las poses de los corredores y se revientan paredes. Si se falla en la postura (algo imposible al principio pero bastante probable en los segundos finales de cada carrera) se pierden puntos de vida que influyen luego en la clasificación final (un bondadoso y chachas Dios decidirá si se necesitan mas bíceps o si la cosa va molando)
El título en sí mismo se basa en el exceso y la provocación, corriendo por ciudades, pueblos, selvas y estaciones espaciales, quienes contemplen los escenarios mientras otro amigo juega se volverán locos tratando de identificar todas las barrabasadas que aparecen en pantalla. Lo más suave, avisamos, es el escenario arco iris en el que se corre en el modo carrera infinita. Los dobles sentidos, como puede uno imaginar, están por todas partes.
Por 500 Wii points, -5 euros- se puede descargar este sencillo programa, divertido hasta sus entrañas y que encierra en el fondo un peligroso mensaje: cuidado con los culturistas –y los osos polares- adictos a los anabolizantes ya que harán cualquier cosa por recuperarlos.