La portátil de Sony necesita aire fresco, tanto en cantidad de lanzamientos en su catálogo como de innovación general. La llegada de Echoshift viene a saciar ambos aspectos, potenciando sobre todo la originalidad basándose en una premisa inagotable: la imaginación.
Hace dos años recibimos Echochrome, la entrega espiritual anterior de este Echoshift, desarrollada por Japan Studio y que ponía a prueba la inteligencia del jugador en laberínticos niveles que jugaban con la perspectiva para superar obstáculos. Ahora, el estudio Artoon, con célebres programadores como Naoto Oshima –el creador de Sonic- se ha basado en aquella idea pero trasladándola al concepto del espacio-tiempo, un ingrediente tan misterioso como interesante para la mente humana.
Atractivo es parte de la definición en Echoshift, porque nos ofrece un cabalgar entre momentos en una amalgama de puentes temporales para reconstruir un camino. Así, rebobinar la historia y reinterpretarla, juntando las consecuencias para dar un resultado exitoso, es la fórmula innovadora que propone este nuevo videojuego.
Reinterpretando nuestras acciones
Echoshift es un original puzle de tintes temporales en el que deberemos llevar a un maniquí y sus ecos del pasado al éxito, representado este objetivo por una puerta de salida. Para ello, debemos sortear una serie de mecanismos dispersos por un nivel de desarrollo lateral en un tiempo determinado. Con una serie de intentos debemos allanar el camino para llegar al objetivo impuesto. Pero para la tarea debemos usar varios maniquís, desempeñando cada uno de ellos un tipo de misión particular para que, una vez tengamos preparado el camino, uno de ellos pueda alcanzar la meta.
Así, en un escenario donde debamos llevar a un maniquí hacia una puerta que esté separada por distintos abismos, debemos pulsar ciertos interruptores de colores para accionar un puente que nos permia pasar. Sin embargo, el tiempo es limitado con lo que con un solo maniquí no podemos lograrlo. En este caso al cumplirse dicho tiempo, se rebobinará la acción y podremos controlar a otro de los personajes. Lo curioso del asunto es que a la vez que controlemos al nuevo personaje, la sombra de nuestra anterior acción realizará las mismas funciones del anterior turno, aprovechándonos del puente que ahora sí tenemos para avanzar. En este caso, simplemente debemos colocarnos a pie del puente para, una vez que nuestra sombra accione el interruptor, podamos pasar con el nuevo y llegar a la puerta que nos da acceso al siguiente nivel.
Si bien el ejemplo anterior parece sencillo, los niveles irán subiendo paulatinamente de dificultad, así hasta encontrarnos con más de 16 mecanismos como los mencionados interruptores y otros como trampolines, agujeros, enemigos que se activan a nuestro paso, o incluso paredes que no son lo que parecen. Los más de 56 niveles a disposición del jugador se multiplican por tres al poder realizar cada uno de ellos bajo otras dos variantes.
Al mencionado modo normal con el maniquí, también se nos suma superar la misma fase pero recogiendo una llave dispersa en un punto dado del escenario. Luego, con el tercer modo llamado “ilusión” se nos permite parar adicionalmente 3 segundos el tiempo para marcar un record.
Para ayudarnos con tal empresa el juego nos va dictando sobre la pantalla una serie de tutoriales gráficos presentándonos los interruptores y mecanismos nuevos que van a salir en el nuevo nivel. Además, si se nos pasa alguno podremos verlos de nuevo en su menú correspondiente para repasar todo lo aprendido.