Nueva parada en la historia entre Electronic Arts y Nintendo, que la pasada semana se complicó en un clima en que no faltaron descalificativos para la nueva Wii U.
Todo comenzó cuando diversos medios se hicieron eco de la negativa de EA a desarrollar para Wii U, afirmándose que no había ningún lanzamiento previsto para la máquina. A la inquietante revelación -más cuando en las presentaciones de Wii U siempre se había subrayado el apoyo de las desarrolladoras, incluyendo EA- la siguieron unas desafortunadas declaraciones en Twitter de un encargado de la division EA Sports calificando a la misma de "basura", "con menos potencia que Xbox 360, un extraño controlador", entre otras lindezas.
Pues bien, ahora Blake Jorgensen, CFO, ha explicado que sí hay títulos previstos, aunque parece un reconocimiento que tampoco hace especial ilusión, pues luego matiza que "ni cercano en número a los de las consolas Playstation o Xbox". De hecho no desaprovecha la ocasión para menospreciar a Wii U, de la que dice es "una extensión de su consola anterior".
Falta por ver cómo han sentado todas estas declaraciones en Nintendo, donde es fácil intuir que se han sentido traicionados. Y viendo otras reacciones como las de Valve, o la general falta de anuncios que quizá se modere en el E3, lo más fácil es pronosticar que volvemos a estar ante una consola autárquica, cuyo catálogo dependerá puramente del buen hacer de Nintendo.