El sistema es conocido: nuevo producto, nueva división. Una forma de operar que busca potenciar los recursos para una determinada área y que con el tiempo da lugar a barreras pocos funcionales en que la compañía se vuelve difícilmente gobernable.
Ahora, en Microsoft, conscientes de los retos a que se enfrentan con Xbox One (así como del golpe seco que ha supuesto plantear una estrategia atrevida y tragársela poco tiempo después) optan por reorganizar la compañía de tal forma que Larson-Green quede al frente de la Xbox One, así como de otras categorías generales de entretenimiento como música y vídeo.
Steve Ballmer ha explicado el movimiento con la lógica descrita: quieren reforzar la idea de tener una sola estrategia propia de una sola compañía, por más que haya diversos aparatos y servicios.