Es una constante, con momentos más o menos llamativos: hablamos de las consolas que salen a la venta con márgenes reducidos, cuando directamente no pierden dinero. Conocido es el caso de Playstation 3, que tras retrasos y problemas de sobrecoste por el Blu Ray o el chip encargado de la retrocompatibilidad, acabó a la venta con un precio muy abultado que por si fuera poco habría condenado a Sony caso de vender un número abultado de consolas por las pérdidas que generaba.
Ahora, con Playstation 4 y Xbox One, hemos vuelto a tener estimaciones de lo que cuesta cada consola. 381 dólares en el caso de Playstation 4 por los 399 a los que sale a la venta, 457 dólares en el caso de Xbox One por los 499 de precio final. Un ajuste que, en el caso de Sony, incluyendo gastos de empaquetado y demás, llevaría a unas reducidas pérdidas asumibles con el objetivo de seguir teniendo una consola de referencia, y por todos los ingresos de la venta de software y servicios on-line. De hecho, se estima que con un solo videojuego vendido junto a la consola (algo inevitable) ambas compañías ya ven algo de beneficios, que se acentúan en el caso de que la adquisición se produzca en sus tiendas virtuales.