Quien esté dispuesto a emplear 3 horas de su vida en la causa (lo mismo que precisa una de El Hobbit o El lobo de Wall Street) puede ver todas las escenas introductorias de los cartuchos de Nintendo. Claro que, también cabe la opción de reproducir el vídeo durante un tiempo, llenarse de nostalgia, y cerrar la paraeta para volver a otros asuntos más productivos...