No parece que el escenario del videojuego haya cambiado excesivamente con la irrupción de la next-gen, y en ningún sentido: Xbox y Playstation como marca parecen mantener intacto su poderío en la nueva generación, y aquello que están llamadas a ofrecer se parece –al menos por el momento- demasiado a lo que nos ofrecieron en el pasado.
Si algo diferencia a Valve de todas las demás iniciativas es su esencia de desarrolladores de software.
Mucho se había hablado de si el cambio generacional impondría un nuevo escenario aprovechando las distintas circunstancias que en él coincidían: la casualización del videojuego vía móviles y tablets (con la imposición de un nuevo modelo que podría afectar al tradicional), la coyuntura de crisis económica que podría favorecer alternativas más baratas o cuando menos generar un cierto desdén a la renovación, el repertorio de candidatas agrupadas a través de una idea común y que mucho tiene que ver con Android (dispuestas a ventilar un mercado al que muchos veían anclado en las recurrencias de la industria)...
Pues bien, si tuviéramos que juzgar la situación, diríamos que apenas solo ha variado el papel de Nintendo, inmersa en uno de sus ciclos que merece ser estudiado aparte. Las cifras iniciales de ventas de Xbox One y Playstation 4 muestran que un importante número de jugadores estaban esperando el cambio, que estaban dispuestos a lanzarse a él incluso cuando los juegos para sus consolas anteriores no quedaban por detrás y estas gozaban de un catálogo envidiable, que para más inri no podía emplearse en las nuevas máquinas.
Han hecho un importante esfuerzo a nivel de diseño que puede apreciarse en el mando más revolucionario de los que hemos contemplado en la última época.
¿En qué lugar quedaban pues las alternativas presentadas? Ouya pasó de ser un icono de las nuevas formas de hacer las cosas, a una demostración de por qué es difícil vivir al margen de la realidad (o más simple aún: cómo cuando se trata de ofrecer videojuegos, estos y no el sistema van a centrarlo todo). Gamestick, Project Shield, Mad Catz… ¿hubo alguna vez espacio realmente para ellos? ¿impondrá en algún punto el poderío de Android y la mejora de su catálogo forzado por su empuje un cambio que dé aire a todas estas iniciativas?
Microsoft: sin inquietud, con interés:
Marc Whitten como vicepresidente corporativo de Xbox tuvo ocasión de referirse a lo que Steam Machines puede implicar, hablando incluso de las Oculus Rift de las que afirmó “no sé cómo podría ser otra cosa que no sea buena”. Centrándose en la iniciativa de Valve, no parecía ver del todo clara su naturaleza, e incluso se detuvo a recalcar el distinto planteamiento de quienes acuden al PC y quienes quieren algo accesible y rápido en consolas, dando quizá con la clave de Steam: si logrará llegar a convertirse en algo tan directo como aspiran sus creadores (y refrendan sus primeros testers). Para ser diplomático zanjó la cuestión con un “hay espacio para ambas”. |
Y entonces llegó Valve: Steam Machine
Sí, si algo diferencia a Valve de todas las demás iniciativas es su esencia de desarrolladores de software. Solo que por si no bastase, en Valve tienen además una plataforma digital de venta de juegos que es la referencia fuera del sistema propio de cada máquina: Steam. ¿Y si hubiera una consola que tomara esa plataforma, contara con títulos de peso asegurados por ella y sus responsables (Valve), y trajera lo mejor del PC de la forma más simple al salón de casa?
Ese es el enfoque entendido para muchos como ganador, un cruce de caminos en que un estándar a la hora de elaborar una consola definido por Valve sirve para que varias desarrolladoras den su propia versión, de tal forma que el usuario se limite a elegir la mejor opción a su gusto (y minimizando para Valve los riesgos de producción). Para ser justos, en Valve, aparte de ofrecer una primera versión para los betatesters (que en estos momentos ya están dando buena cuenta del sistema) sí han hecho un importante esfuerzo a nivel de diseño que puede apreciarse en el mando más revolucionario de los que hemos contemplado en la última época: dos enormes paneles táctiles con un relieve que quienes lo han probado elogian por permitir que el usuario apunte justo donde quiere y que parece dará buena cuenta de sus opciones en el género shooter. Al parecer, todavía quedan pendientes ligeros ajustes en su sensibilidad, pero resulta de lo más prometedor, especialmente cuando tan poco han evolucionado en Sony y Microsoft con sus pads.
ALIENWARE, UNA CANDIDATA... ¿FIRME?:
Presentada como una de las Steam Machine con más posibilidades, Alienware estuvo en el ojo del huracán recientemente al anunciar que su consola no estaba diseñada para las expansiones y que pretendían renovarla anualmente. Posteriormente se desdijeron (o matizaron sus declaraciones, según se vea) afirmando que sencillamente sus expansiones no eran fáciles de hacer, pero que sí serían una opción para mantener la consola actualizada a sus nuevas versiones. |
Al margen de ese mando concebido como un elemento identitario del sistema, la distinta variedad de máquinas Steam probablemente servirá para abrir las opciones de precios y permitir que los usuarios más exigentes o dedicados inviertan más, mientras que otros usuarios tendrán opciones más económicas. Se estima que Valve ha fabricado 300 prototipos para sus 300 beta testers, con los que poner a prueba todas las especificaciones posibles y obtener el mayor feedback, y alguno de los usuarios se ha encontrado con cosas como la GTX 780 de Nvidia como potente tarjeta gráfica que hace lucir al más exigente de los juegos a pleno rendimiento.
La clave: SteamOS
Con un peso aproximado de unos 2,5 GB, el sistema operativo de las Steam Machines basado en Linux está dispuesto para simplificar las cosas hasta tal punto que el usuario puede tener la sensación de estar ante una consola tradicional, por más que después pueda darle un uso de PC convencional. De hecho, y pese a que su instalación no admite particiones y elimina el sistema operativo previo caso de hacerse sobre un ordenador, es posible que con una máquina con el sistema ya instalado se monte el Windows para un arranque dual.
Linux: lo que hace que la propuesta no sea todavía algo definitivo, es lo mismo que como antes citábamos puede dar un empujón definitivo.
Inicialmente el sistema –todavía muy verde– ofrece algo muy similar a lo que se llamó el modo Big Picture, pero una actualización también aportará el modo streaming dentro de casa.
Apuntando a Linux, lo que hace que la propuesta no sea todavía algo definitivo, es lo mismo que como antes citábamos puede dar un empujón generalizado a todo lo relacionado con su sistema operativo: los únicos juegos reproducibles de Steam son aquellos con lanzamientos para Linux. Y pese a que en los últimos años su proporción ha crecido, su cifra queda muy alejada del catálogo que uno puede encontrarse para Windows. Falta ver cómo rinde con el apoyo de Valve y si su propuesta es entendida por el gran público, o al menos convoca al suficiente número de usuarios para ganar repercusión.
¿Oculus Rift en la Steam Machine?:
La presencia de Oculus en nuevas consolas es una de las grandes incógnitas para el sistema de realidad virtual que concentra todas las esperanzas del futuro del videojuego. El pasado mes de enero en Valve Corporation se anunció una aplicación en fase beta –STEAM VR- para dar soporte a la tecnología de Oculus Rift, lo cual supone un atractivo extra a la hora de facilitar las cosas para su sistema.
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