El Primer Ministro Británico, Tony Blair, hizo alusión a la mala influencia que el videojuego para Playstation 2 '“Manhunt”' genera en los niños y a la relación que tiene con los asesinatos juveniles.
Lo que hay que oír. Da igual que el mundo esté en guerra. Que se debata la paz, que el frágil equilibrio entre la calma y el estallido reine en medio mundo. Los videojuegos, por algún extraño motivo, siguen siendo esa cabeza de turco que mata gente, pervierte mentes y destruye familias.
Comparecía el Primer Ministro en el Parlamento cuando un parlamentario, Keith Vaz, señaló la relación entre el videojuego “Manhunt” y el asesinato de un adolescente de 14 años llamado Stefan Pakeera. Según el señor Vaz, “los padres de la víctima creen que el asesino de ese ataque salvaje estaba influenciado por el videojuego”. Blair no tardó en afirmar que “Manhunt no debería ser jugado por niños”, algo tan impepinable y básico como que un niño no debe beber whisky o que el porno no es aconsejable para niños de 10 años.
No obstante, también se apresuró a alabar el sistema de clasificación por edades (ELSPA) que clasifica el contenido de los videojuegos. La contradicción es evidente, más aún cuando “Manhunt” presenta por activa y por pasiva el distintivo correspondiente de +18 años, entre otras advertencias para que esté cerca de su público y lejos de los niños.
En fin, parece ser que la culpa no es de los padres, por no conocer bien a su hijo. Ni de los tutores, por no intuir su comportamiento. Es de “Manhunt”, que ha creado a un nuevo “chico de la katana”.
Lo que es cierto es que a raíz de esta intervención el señor Vaz ha instado al Primer Ministro a que cree una comisión que investigue la relación entre la violencia en el mundo con los videojuegos violentos.
Parece ajeno al hecho de que dos compatriotas están suplicándoles por su liberación en algún lugar esperando que les pasen a cuchillo.
Desgraciadamente, el Parlamento Británico no puede ayudarles. Están debatiendo temas más serios, más acuciantes. Sobre el causante de tanto mal y terror: “Manhunt”.
Javier Peinado