Más de 25 años en guerra, más de 2 millones y medio de bajas. La saga conflict, tras las dos partes de la tormenta del desierto, nos lleva una vez más a vietnam con la intención de hacernos comprender en primera persona el infierno en el que acabaron las tropas estadounidenses enfrentadas al vietcong.
En los tiempos que corren muchos deben tener en su cabeza con regularidad otra guerra en la que Estados Unidos se vio inmersa en el pasado, en aquella ocasión en el sudeste asiático. La superioridad apabullante de un ejercito se encontró entonces con un entorno selvático en el que la naturaleza se convertiría en el mejor aliado de los soldados del vietcong.
Pivotal Games, en tiempos bélicos, ha logrado importantes éxitos con sus episodios en que ha tratado de forma muy solvente la operación Tormenta del Desierto. Ahora, prosiguiendo en las mejoras a un producto de similar características, lo incentiva además con un nuevo enfoque mucho más centrado en la supervivencia. Poniéndonos en la piel de cuatro soldados americanos, no se pretende decidir el curso de la historia, si no el extraño papel de cuatro soldados en una guerra a la que no entienden y para la que no estaban preparados.
Nuestro comando, al que manejaremos sacando el máximo partido del pad para ir alternando de uno a otro dando así ordenes al que no manejemos en ese momento (que además cuenta con su inteligencia artificial propia para participar en la lucha) deberá superar catorce misiones repletas de objetivos primarios de indispensable cumplimiento, y secundarios con los que lograr bonificaciones (los puntos repercuten en habilidades cuando los administremos al final de fase).
La tarea del manejo está debidamente instruida en una primera pantalla en que llegamos a la base de manos del novato del grupo, con el que asistiremos a las clases prácticas. Requiere algo de tiempo y paciencia, y no será extraño que al debutar contra el enemigo los nervios nos jueguen malas pasadas, a pesar de que la estentórea instrucción haya hecho camino para atemperarnos a la tensión. Incluso las funciones de los botones L3 y R3 (presionando los sticks) tienen una importancia principal al ser los encargados de dar paso a la perspectiva subjetiva propia de la mirilla, aproximando y dando buena cuenta de la distinta naturaleza de las armas con las que combatimos y del soldado que manejamos. De esta forma, el especialista francotirador debidamente armado resultará mucho más efectivo que el resto, y más cuando utilizan otras armas imprecisas y que saltan con facilidad. Este es un aspecto importante por cuanto metidos en la jungla, el sigilo sea algo a intentar, aunque la balanza suela acabar siempre del lado de la acción más pura.
Cuando la acción enloquece, la lucha en grupo, protegiéndonos en la medida de lo posible y tratando de ser más hábiles que los rivales y con la puntería más fina, nos llevará a grandes tiroteos cruzados en distintos escenarios caóticos. Bien atrincherados en nuestra base cuando suframos la invasión, bien en un poblado repleto de civiles, con la posible compañía de los bombardeos de aviones o tanques, el caos se empezará a reflejar en su máxima expresión.