El caso de dos usuarios norteamericanos que han llevado a juicio a EA podría parecer absurdo, básicamente por responder a la esencia misma de las licencias en los videojuegos, pero con todo un juez lo ha admitido a trámite y habrá sentencia.
La historia se remonta a unos años atrás, y se centra en Electronic Arts y en su división deportiva por su conocida práctica de firmar con grandes licencias. Es el caso del fútbol con FIFA, del baloncesto con la NBA, o del fútbol americano con el juego de NFL a mayor gloria de John Madden.
Para dos aficionados al videojuego la forma de hacer las cosas es una 'evidente' conducta anti-competencia. No se trata de tener licencia para usar los nombres, sino que ante la dura competencia que se libró con NFL 2K5 en el año 2005 (una dramática bajada de precio en el juego de Take-Two les dio a estos últimos una importante cuota de mercado) EA respondió haciendo que su licencia fuera algo exclusivo que dejara a los anteriores sin posibilidad de hacer uso de los nombres oficiales. Y ahí ven ellos la injusticia.
La demanda, que está planteada como un juicio colectivo al que pueden unirse cualesquiera jugadores, va más allá de la mera agresividad de EA para proteger su cuota de mercado: se va contra la esencia misma de las licencias y las exclusivas, la razón de ser de la rentabilidad de algunas marcas que, por cuestionables que sean en resultados (lo habitual es que con la inversión realizada y con algo de audiencia garantizada no se invierta en pulir el global), le deben mucho a esta vía. Una sentencia contra EA no sólo sería sorprendente, sino que cambiaría drásticamente el mercado de los juegos deportivos primero, posteriormente de adaptaciones de películas, cómics, etcétera.