Con un videojuego planteado de forma tan cinematográfica como es el caso de Uncharted, poco bastaría para contentar a los fans si se siguieran las líneas maestras de lo visto en Playstation 3. Aunque en realidad casi todos sus fans saben que lo tienen muy difícil para encontrarse algo a la altura de su nombre en la gran pantalla, y por eso no cesan en criticar cualquier movimiento en torno a la última película de David O. Russell.
Una de las cosas que empezaron a pintar mal venía con la elección de Mark Wahlberg, quien al margen de sus cualidades interpretativas ya ha estado presente en otras adaptaciones de videojuego a cine ruinosas (véase Max Payne) y con el que cualquier parecido con Nathan Drake es pura coincidencia. De hecho incluso buscaron a su propio actor protagonista: Nathan Fillion, conocido por la serie Castle y quien físicamente tiene más puntos en común.
Pero a Russell la cosa no le hace gracia y ha afirmado que al final los fans deberán confiar en él y dejar de hacer sus propios castings. Según sus explicaciones, ha dialogado tanto con gente de Naughty Dog (concretamente con Amy Hennig, director creativo) como leído diverso material sobre videojuegos. No obstante, las sospechas crecen cuando explica que los videojuegos son esencialmente jugabilidad y no desarrollo emocional en la narrativa (quizá la afirmación habría tenido sentido con otro producto... no con Uncharted).
De sus declaraciones, además, muchos deducen que más que una película basada en el videojuego está desarrollando una película inspirada en el videojuego. Aunque su nombre luzca bien grande después en los carteles promocionales.