La acción de Cold War discurre en varios emplazamientos emblemáticos de la Unión Soviética durante los últimos años de la Guerra Fría. Un periodista extranjero viaja a Moscú por motivos rutinarios de trabajo y en un momento dado se ve envuelto en unos acontecimientos que le llevan a ser acusado de intentar asesinar al Presidente. Enviado a una cárcel pólitica controlada por la KGB, allí descubre que existe una importante trama para derrocar a los gobernantes. Su destino es escapar de la cárcel y revelar al mundo las malévolas intenciones que pondrían en serio peligro el débil equilibrio entre los bloques opuestos.
Vayamos por partes. La primera cuestión sería si realmente es creible que en los años 80 un periodista llamado Matthew Carter -con ese nombre sospechosamente americano- trabaje rutinariamente en la Unión Soviética. Esta no es si no una de las incontables situaciones excesivamente forzadas para justificar el argumento y la propia existencia de este juego. Pero dejando su credibilidad a un lado, entrando en el desarrollo propiamente dicho, lo primero que nos encontramos es con un apartado de sonido que parece poco afortunado, ya que si bien los temas son aceptables, los mismos no se ajustan a las situaciones que se pretenden en la temática de acción y sigilo: no ponen tensión a las situaciones, ni suspense ni intriga. Por otra parte también echamos en falta muchos más efectos relativos a las acciones del protagonista y los guardias y carceleros, ya que demasiados acontecimientos quedan mudos, sin más ambientación que la música. Cuando se da un golpe a un guardia está bien que se queje, pero si cae al suelo debe sonar de alguna manera.
El apartado gráfico, sin ser ninguna obra maestra, es de lo mejor técnicamente. Nos encontramos con escenarios bien detallados, con personajes correctamente caracterizados al igual que sus uniformes rusos o los objetos que vamos encontrando. El problema llega cuando empiezan a moverse. Son movimientos muy robotizados y bastante peor definidos gráficamente. El entorno gráfico ha sido bien estudiado con un motor bastante aceptable en su conjunto pero que por momentos resultaba lento de utilizar. Sí podemos destacar los lugares históricos que se han querido incluir en el juego y donde se desarrollan alguna de las tramas como son la Central Nuclear de Chernobil y el Mausoleo de Lenin, al igual que es digno de mención un alarde de grafismo como es el efecto conseguido cuando nuestro personaje utiliza el equipo de visión por Rayos X. En esa situación resulta vistoso ver el cambio en los escenarios y sobre todos los esqueletos incluso en movimiento que resultan de los enemigos.
En cuanto a jugabilidad, además de unos movimientos muy acartonados los personajes resultan muy previsibles. La inteligencia artificial de los adversarios es pobre y se limitan a seguir siempre el mismo patrón en sus actuaciones, incluso en fases del juego muy distintas, por lo que acaban siendo bastante rudimentarios. El protagonista, Matt, solo puede correr, andar, agacharse, y algo que sorprende, acarrerar adversarios a la espalda. Por cierto, adversarios que ni en esa situación con la cabeza hacia abajo pierden su enorme gorra típica del ejercito ruso. Además, no por ser muy feos y un poco más altos que el protagonista, son más temibles.
Los menús son muy básicos, de fácil uso pero bastante limitados, en un aspecto que se podía haber cuidado mucho más, tanto en efectos como en posibilidades. Resulta extraño que cuando se utiliza la opción de mapeado, se indique donde se encuentran
los escondites. ¿Qué mérito tiene entonces el juego? No es probable que una persona atrapada en una cárcel controlada por la KGB conozca el emplazamiento de los escondites, salvo que nuestro personaje tenga unos conocimientos en la materia no reconocidos en las especificaciones.
Como anécdota podemos decir que parece extraño que si al protagonista lo detienen y le quitan todas sus posesiones luego aparezca con unas gafas de sol, parece que los rusos se lo habían quitado todo menos sus Ray-Ban
Tal vez lo más interesante sea la intensa labor de documentación para caracterizar las armas rusas de los 80, que parecen bastante realistas, si bien con mayores conocimientos en la materia podría llegar a ponerse en duda.
En conclusión, un título aceptable pero que ni es de lo mejor en su género ni va a hacer historia. Dado que el precio es medio la decepción para los fanáticos de la intriga, suspense y sigilo es menor, y podría dar su rendimiento.