La curva de dificultad no es elevada, y enseguida aparecerán los primeros participantes desbloqueables (Shadow, Rouge y Cream, completando el reparto de personajes principales). Aunque el juego tiene cuerda para rato: además de los dos mitades que componen el modo Historia, tendremos que superar ochenta misiones y dos campeonatos si queremos descubrir todos los secretos. Además contamos con varios sistemas de Carrera Libre, como un peculiar modo Batalla (que recuerda a los de títulos como Crash Team Racing), así como un modo de carrera en equipo, en el que compartimos nuestra reserva de aire con otro corredor.
De 0 a 140 en un segundo
Ya desde la secuencia de introducción (una animación en 2D, como no se veía desde Sonic CD) reparamos en que Sonic Riders es una carrera a toda velocidad. El diseño ‘cartoon’ de los escenarios y de los personajes (remodelados para la ocasión con equipación para competir, como gafas protectoras y ropa deportiva) acompaña a unos efectos de líneas cinéticas creadas por las ráfagas de viento. La cámara, siempre detrás nuestro, nos sitúa en la acción de la carrera, sin darnos sensación de perder el control. En todo caso, ¿qué control se puede perder en un juego que funciona tan solo con una cruceta de dirección y tres botones? Uno ya sabe lo que busca cuando acude a este juego.
La música habitual en Sonic, de la mano de Crush 40, se ve sustituída en este caso por temas techno, que quizá nos sitúan mejor en la acción a toda pastilla que envuelve el título de Sega, pero que hacen que pierda parte de su simpatía. Los personajes son ahora más modernos, más ‘cool’. Pero siguen hablando como siempre, con su lenguaje desenfadado. Los audios están en inglés, subtitulados, eso sí, en perfecto castellano.
Y así entramos en esta época de cambios. Con este juego, Sonic se despide de la presente generación de consolas, y nos deja un buen sabor de boca a la espera de Sonic the Hedgehog, el que se espera sea el gran título plataformas. Los gráficos en los trailers que circulan por Internet son magníficos. Si la historia, esta vez, está siquiera a la altura de aquellos Sonic Adventure para Dreamcast, podemos sonreir esperanzados. Por ahora, disfrutaremos de Sonic Riders como quien saborea un caramelo a la espera de la gran tarta. Pero un caramelo muy dulce, sin duda.