Fandigital y Comicdigital emplean cookies para determinadas funcionalidades. Si continúa navegando asume la aceptación de las mismas.
Dance Factory - critica de videojuegos
Buscar en
Estás en VIDEOJUEGOS >> CRITICA >>
Dance Factory

Baila sin parar

Un artículo de Pedro Kat || 02 / 11 / 2006

De un tiempo a esta parte, las alfombrillas son un periférico importante en PS2. No solo se utilizan para los juegos de baile, al estilo Dance Dance Revolution (DDR), sino que los más fanáticos los utilizan para presionar a los botones en los juegos de lucha o incluso en ciertos plataformas, para darle un toque “realista”. Dejando de lado el realismo que pueda tener aporrear teclas con los pies en un intento de golpear al adversario, lo cierto es que estos juegos para todos los públicos (para todos los públicos en forma física, cierto) son parte esencial de las fiestas y convenciones otakus y demás repertorio.

La verdadera explosión del baile se produjo con la aparición de Beatmania, un emulador de DDR para ordenador en el que los propios aficionados crean sus propias coreografías para las canciones que ellos mismos escojan. Si en cada versión de DDR se incluían un número determinado de canciones, en Beatmania no hay límite: existen miles y miles de canciones de repertorios muy variados, desde grupos de música pop japonesa a series de anime, junto con bandas sonoras de películas o incluso de otros videojuegos. Todo lo que a los aficionados se les pueda ocurrir.

Los usuarios de PS2, no obstante, seguían viéndose limitados a bailar los temas ofrecidos en los juegos bemani que, además, son escasos por estos lares (si los comparamos con la fiebre del baile nipona, claro está). Cierto, los títulos de Konami tienen la opción de crear tus propios pasos, pero siempre en base a las canciones que ellos te proporcionan (y la mayoría son remixes de versiones anteriores). Pero Dance Factory es diferente. Codemasters se arriega con una oferta diferente: escoge tus propios temas. Con él tendremos las canciones que queramos al instante, sin necesidad de detenernos a crear las coreografías, con solo introducir un cd de audio.

Música a la carta



Dance Factory recuerda a aquel Vib Ribbon, con su conejillo saltando entre distintos obstáculos que coincidían con los golpes de sonido de los temas interpretados. Solo que aquí quienes saltaremos seremos nosotros. Una vez cargado el juego, el usuario tan solo tiene que introducir un compact de música y reproducir la canción que prefiera. Y en apenas tiempo nos encontraremos dando brincos sobre la alfombrilla, al ritmo del último tema de Dover o de la melodía que sonaba al comienzo de las Patoaventuras. Que para gustos, colores.

El sistema de juego es similar al de otros títulos del género. Un puñado de flechas suben por la pantalla, y el jugador debe presionar los botones de dirección conforme las flechas (izquierda, derecha, arriba y abajo) lleguen al borde superior. En niveles más avanzados se debe mantener pulsada la flecha durante más tiempo del habitual, o debemos marcar dos posiciones al unísono. Y, evidentemente, la diversión se dispara cuando abandonamos el obsoleto mando y nos montamos en una de las alfombras de juego, que además está incluída en el pack.

Ahora bien, si el juego resulta entretenido y lleno de posibilidades (un creador de canciones automático y a nuestra medida, ya que podemos escoger la dificultad), la interfaz se presenta cuanto menos psicodélica y parca en detalles. Los veteranos de la máquina arcade no pueden olvidar el estilo con el que Konami impregna a todas sus creaciones. Pero en el modo de un jugador de Dance Factory las flechas aparecen bastante distanciadas entre sí, y siempre con un fondo lleno de luces, explosiones de color y brillos que termina por cansar al jugador. Un simple fondo neutro, o la posibilidad de cargar imágenes hubieran sido más atractivas. Por otra parte, el juego apenas incorpora cinco canciones propias: solo disfrutaremos cargando nuestras propias canciones. Más te vale tener compacts a mano. Y espaciode sobra en la Memory Card, para poder grabar todas las canciones y las coreografías.

Incluso con estas carencias, Dance Factory es una gozada. Como DDR, permite crear tus propios pasos para una canción determinada, o bien puedes dejar esa labor en manos de la máquina. Pero también incluye todo tipo de modos alternativos: Fitness, con un contador de calorías; Resistencia, en el que bailarás hasta la extenuación; Batalla, para competir contra otro jugador, etc. Y no se queda corto con los extras: tendremos la opción de crear personajes que bailen en pantalla de manera aleatoria al leer los datos de un cd (como sucedía en Monster Rancher), contaremos con un minijuego tipo Tetris en 3D para los tiempos de carga, y además podremos conectar la cámara Eye Toy para vernos en acción.

Con el estreno de la nueva película de Santiago Segura, La Máquina de Bailar, no serán pocos quienes se acerquen al mundo de los juegos de baile. Este título, que además cuenta con alfombrilla propia a un precio ajustado (49 euros), tiene todas las papeletas para convertirse en el título definitivo de bemani. Los veteranos dirán: ya solo falta verlo en alguna jornada de manga o rol...



FICHA TÉCNICA DE DANCE FACTORY

Compañía: Halifax - Codemasters
Análisis efectuado en: PS2

74

Gráficos:  
Flojos: como Konami no hay ninguna. Pero la creación de personajes resulta curiosa.

0

Sonido:
El sonido depende por completo de ti y de tu gusto musical. Un acierto.

90

Jugabilidad:
Adictivo como un bemani, con posiblidades de juego infinitas.
Lo mejor:  

-Un juego de baile a tu medida
-Creación de personajes aleatoria
-Incluye alfombrilla propia

Lo peor:

-Los gráficos de fondo son horripilantes

Puntuación:

86

Tendrás que parar de jugar por cansancio físico, no por la falta de diversión.



Buscar DANCE FACTORY en

Buscar DANCE FACTORY en NEWS









© Revista Fandigital.es 2000-2015
Revista iPad / | Contactar