El regalo estrella para estas navidades iba a ser la Playstation 3. Iba a serlo incluso (o mejo dicho: especialmente) tras el anunciado retraso para Europa que dejaba al viejo continente una vez más por detrás de Japón y EEUU, que con todo se verán sometidas a una oferta más que ajustada para lo que cabría suponer que demandarán ambos mercados.
Y si seguía siendo el regalo estrella es porque todavía había muchos usuarios convencidos de que estas navidades podrían hacerse con una PS3 utilizando los servicios de algunas conocidas tiendas de importación como son Lik-Sang o Play Asia. El lanzamiento en noviembre, con el margen suficiente para llegar en los días navideños, las había puesto a frotarse las manos. Craso Error.
En lo que a la primera se refiere, la pasada semana el responsable de la conocida empresa se vio obligado a anunciar el cierre de la misma por los altos costes del proceso legal con Sony. ¿Cuál era el proceso en cuestión? Pues el que se refería a un precedente cercano y desgraciadamente similar, que tuvo lugar cuando Sony volvió a despreciar a los usuarios europeos en el lanzamiento tardío de PSP. Entonces, hasta su puesta a la venta en septiembre (nueve meses después) la importación pasó de ser una práctica residual a un mecanismo de gran utilidad y eficacia para hacerse con el videojuego de moda. Fueron muchos los que descubrieron una vía alternativa para eludir esperas y que apreciaron cómo la diferencia de monedas y la escasa delicadeza al convertir precios a Europa, no hacía mucho más caro el proceso.
Pero esta vez el litigio por PSP ha impedido, en el momento clave antes de iniciarse una nueva oleada con PS3, que de ninguna forma los usuarios europeos logren materializar sus sueños de hacerse con la sucesora a la consola de más éxito. Play-Asia, la siguiente en popularidad, viendo las barbas de su vecino cortar, no ha dudado en adelantarse y afirmar que claudican y tampoco ellos exportarán sus consolas.
Una medida cuestionable
¿Tiene sentido evitar que los hardcore gamers (es decir, los aficionados más entregados) queden sin su ps3? ¿Habría sido tan significativo y pernicioso para la compañía que estos compraran en otro territorio? Es cierto que aunque se trate de la misma Sony, las ventas japonesas hacen perder clientes a la división europea, con sus propios presupuestos y cuentas de resultados. Que esta preocupación sea reciente se explica por el aumento significativo de una práctica que ha dejado de ser residual para convertirse por lo explicado a propósito de PSP en algo habitual, y que con la popularidad de Playstation y el periodo navideño podría haber llegado a niveles significativos.
En todo caso, cabe plantearse si Sony ha considerado correctamente lo que puede suponer dejar a un grupo de consumidores de esa importancia sin su consola en el periodo navideño, máxime cuando Xbox360 y Wii, por motivos diversos, serán un plato jugoso al que es difícil resistirse. Considerando que PS3 saldrá a la venta con pérdidas y que en ese sentido el software es una parte muy importante a la que antes o después acabarían llegando en SCEE, el empecinamiento en ir contra los exportadores no parece del todo razonable, máxime en lo que atañe a la imagen de la marca entre los usuarios de videojuego.
Sony se defiende –precisamente para cuidar su imagen– afirmando que en ningún caso es la responsable directa del cierre de Lik-Sang, que el proceso todavía no había llevado a sentencia y recordando que la venta de sus consolas en los diversos territorios y las condiciones en que se haga no son sino partes esenciales de sus derechos comerciales.