Más allá de hacer el bruto a lo largo de Nueva York sin sentido alguno, el modo historia nos propone misiones bastante típicas, destrucción, escolta, protección, etc. donde por desgracia la variedad brilla por su ausencia, a lo que tampoco ayuda mucho la ausencia de un buen guión que las encauce correctamente. ¿Qué puede estropear un lanzamiento donde hay peleas, acción y destrucción a mansalva? Lo primero son las físicas absurdas, ignoradas por completo a favor de una facilidad de destrucción pasmosa sobre cualquier objeto al que nos acerquemos. Otro detalle mejorable es el control de Hulk cuando salta, ya que no nos permite controlar correctamente su dirección y en ocasiones da la sensación de que flota o se desliza mágicamente sobre el aire.
Sí nos ha gustado la posibilidad de de mejorar las cualidades de Hulk, permitiendo su evolución con nuevos golpes y combos que iremos aumentando como recompensa por causar altos niveles de destrucción.
Medianamente entretenido, da la impresión de que le han faltado varios meses de desarrollo, ofreciendo menos posibilidades que “Ultimate Destruction” una entrega más que decente lanzada para la veteranas PS2 o Xbox. Esta falta de trabajo queda claramente a la vista si nos fijamos en el entorno gráfico, empezando por los modelados. En este apartado solo parecen haber trabajado en el de Hulk, recreado con todo lujo de detalles frente a unos modelados muy básicos o simplones en el resto de personajes, peatones, vehículos, etc.
Tampoco la ciudad ha salido muy bien parada, siendo realistas no pedimos a Hulk la recreación de una ciudad como en un juego de altísimo presupuesto (caso GTA 4) o la de Crackdown, pero la simpleza o la falta de detalle de sus calles y edificios le dan un aspecto algo tosco y anticuado, que solo da el pego cuando las explosiones y el caos se adueñan de la pantalla.