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El Diablo viste de Prada - critica de cine
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El Diablo viste de Prada

Espejismos de la emancipación femenina

Un artículo de Diego Salgado || 05 / 10 / 2006

Entretenida comedia, con postulados de fondo sobre la mujer en el trabajo que algunos tacharán de reaccionarios y otros de visionarios

Posiblemente, los condicionantes de producción que han dado lugar a El Diablo viste de Prada limiten la película a ese gueto de multisalas y cines de barrio donde solo treintañeras hastiadas y adolescentes confusas tendrán la suerte de disfrutar con una propuesta no ya muy entretenida, sino depositaria de una mirada sobre las paradojas de la incorporación femenina al mercado laboral que merecería un público más amplio.

Y no es que desde aquí se desdeñe, ni mucho menos, a las potenciales espectadoras descritas. De hecho son las consumidoras naturales de un producto facturado a su medida: desde el origen literario del film, una de esas obras “para mujeres de hoy” en la que una periodista norteamericana detallaba el calvario vivido durante los seis meses en los que trabajó como secretaria para la directora de una revista de modas; pasando por la elección de la guionista Aline Brosh McKenna (Las Fuerzas de la Naturaleza) y del realizador y la estilista de la serie Sexo en Nueva York (David Frankel y Patricia Field) para dramatizar los hechos reales y aportar el plus de glamour requerido por el escenario y, seguramente, por muchas espectadoras; hasta el equilibrio que brindan al frente del reparto la veterana Meryl Streep -en la piel de una persona que ha renunciado a su humanidad en nombre de banales ambiciones y juegos de poder-, y la joven Anne Hathaway como su nueva subalterna, atrapada entre un sentido común que la incita a no seguir soportando la cuasiesclavitud laboral y las humillaciones diarias, y la presión del discurso implícito en la actitud de su jefa y sus compañeros: si se desea triunfar, ser el mejor en tu trabajo, marcar tendencias y devenir referente ajeno, están de más la expresión de la propia personalidad y el cuestionamiento del orden establecido, que no son sino manifestaciones de autoindulgencia y debilidad.

El ágil desarrollo de la historia, la acertada inclusión en ella de anécdotas y personajes variados, la efectividad del montaje y la profesionalidad de todo el reparto hacen de El Diablo viste de Prada un excelente divertimento. Una de esas películas, cada vez más escasas, que justifican el sistema de creación hollywoodense por su adecuación a lo que pretende transmitir, aprovechando perfectamente para sus fines efectismos técnicos, arquetipos y esquematismos (obsérvese la capacidad de los títulos de crédito para plantear la esencia del film en segundos).

Más allá de aciertos superficiales, vale también la pena leer en las peripecias de la protagonista del film, en cuya elección final late una toma de postura ideológica inhabitual, un reflejo de las afrontadas por las mujeres de nuestro tiempo. De desempeñar roles pasivos en una sociedad tradicionalista y represiva, han venido a imitar a los hombres en un entorno no menos embrutecedor. Un infierno capitalista y posmoderno que transforma la emancipación y la autorealización femeninas en instrumentos para la anulación individual, la creación de castas diferenciadas por sus capacidades y criterios de consumo, la glorificación de afectos superficiales y flexibles que conducen a un aislamiento esencial, y la servidumbre acrítica al servicio de la productividad y los beneficios. Al respecto, atender a las explicaciones de Meryl Streep sobre la creación de su lamentable personaje resulta revelador: “Ni sabía nada de la mujer real que he recreado en pantalla antes del rodaje, ni sé nada de ella ahora. He construido mi papel basándome, sobre todo, en hombres”.

Por eso sería una lástima que El Diablo viste de Prada fuese pasto único del sector de público previsto por la mercadotecnia. Ellos y ellas encontrarán a lo largo de su metraje puntos de interés que convierten esta película en una muestra privilegiada de cine con potencial, más que comercial, popular.

FICHA TÉCNICA DE EL DIABLO VISTE DE PRADA

Título original: The Devil wears Prada

Fecha de estreno: 06-10-2006

Web oficial: www.fox.es/eldiablovistedeprada |

Año: 2006 Duración: 109 min

Director: David Frankel

Guión: Aline Brosh McKeena, basado en el libro de Lauren Weisberger
Intérpretes: Anne Hathaway, Meryl Streep, Stanley Tucci, Simon Baker, Emily Blunt, Adrian Grenier.

Lo mejor:  

-Meryl Streep, Anne Hathaway, Stanley Tucci y Emily Blunt.
-La liviandad y la concreción del conjunto.

Lo peor:

-Que público y crítica no perciban más aspectos que los superficiales, problema de tantas propuestas comerciales que para vender el producto terminan perdiendo de vista el objetivo de lo narrado.

Puntuación:

6

Para adeptos a los debates hombre-mujer después de la sesión y frente a unas cañas.



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